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Loquillo: «La SGAE es lo último que queda del Sindicato Vertical»

Es una odisea ir con él por la calle. Todo el mundo le mira, por alto y por Loquillo.

Loquillo lo tiene claro: «Me gustan las mujeres, sí, ¿es políticamente incorrecto?», pregunta
Loquillo lo tiene claro: «Me gustan las mujeres, sí, ¿es políticamente incorrecto?», preguntalarazon

Y él, donostiarra de adopción, camina elegante y sobrio, escondido detrás de sus gafas de sol, y con una chulería más propia de un madrileño que de un barcelonés. Nadie pensaría que canta poesía. Pero lo hace. En esta ocasión, la de Luis Alberto de Cuenca, en el disco «Su nombre era el de todas las mujeres».

-Baloncestista, cantante, escritor, juglar… No dirá que ha llegado a los cincuenta sin historias para contar…
-Bueno, nunca pensé que llegaría a esta edad tal y como empecé…

-Eso es todo un símbolo positivo para los jóvenes de ahora…
-El otro día hacía la comparativa: yo soy hijo de la crisis del 72, del petróleo, y de una España en transición donde el paro juvenil era enorme…Claro que cuando empezamos en la música nunca pensábamos que nos fuéramos a dedicar a ella, era más bien para hacer ruido.

-Pues en los últimos tiempos el ruido de su rock se ha vuelto más romántico, ¿cómo llegó a la poesía?
-Yo creo que mi generación descubrió la poesía a través de los discos de Paco Ibáñez. Serrat llegó después. El Olimpia lo escuchabas sin querer. Si hubiera nacido en Sevilla mi situación haciendo rock sería otra, pero al haber nacido en Barcelona recibí toda la influencia francesa de mi entorno: los cantautores, Jonnhy Hollyday… Estábamos cerca y estuvieras donde estuvieras, algo te caía.

-¿A la poesía de Luis Alberto de Cuenca llegó a través de la política?
-Pues no exactamente por la política, pero si a través de algo que viene de ella. Cuando hacía el servicio militar en la Armada española me levantaban todas las mañanas con «Hola mi amor, yo soy tu lobo»…Juré y perjuré que el día que me encontrara con el que había hecho esa letra, me iba a oír. Luego en la revista «La Luna», salió un poema de un tal Luis Alberto de Cuenca que se llamaba «Cocaína», que deduje que era el mismo. Entonces me enteré de que había hecho las canciones para la Orquesta Mondragón y que había colaborado con un tipo que se llamaba Jaime Stinus. Con los años Jaime se convirtió en mi productor y guitarrista y Luis Alberto es el protagonista de uno de mis discos…

-¿Tanta afinidad encontraron?
-Bueno, es que yo tenía la casa llena de gadgets de mi adolescencia: juguetes, muñequitos de «La guerra de las galaxias», Capitán América, los Silver Surfers…Y al encontrarme con un tipo que hacía lo mismo, que era Luis Alberto, pensé: bueno, no soy el único friki adulto. Y me enamoré de él. Esas cosas unen. Además, es el primer poeta moderno, el primero que considera que la poesía tiene que estar vinculada a todas las artes, desde el mundo del cómic al del cine, y que la cultura que más ha unido todo, la más importante del siglo XX ha sido la del rock.

-Ambos piensan que si el arte se topa con la política se desvirtúa, pero el tráfico de influencias en el arte ha estado a la orden del día…
-En España se ha creado un monstruo muy grande que es el artista funcionario que ha limitado la libertad de expresión. Su libertad estaba condicionada y el arte tiene que tener su propia voz.

-¿Cómo se consigue preservar la imagen de rockero auténtico con el paso de los años?
-Creyendo que las reglas están para saltárselas o para dinamitarlas. Cuando hice el primer disco de poesía en el 95 la ortodoxia rockera nos acusó de haber perdido los principios fundamentales del rock &roll. Y los mismos que cuando cantaba a Gil de Biedma o a Lorca se levantaban y me llamaban maricón ahora se sorprenden por una canción tan potente como «Políticamente incorrecto». Si en el primer disco de poesía rompí las reglas del juego, si en el segundo ya conseguimos musicar con Alonso Peña uno de los pocos poemas de Jacques Brell inéditos –que si lo hubieran hecho los cantautores famosos les hubieran dado el Príncipe de Asturias–, ahora la volvemos a liar con una canción. Me sorprende, me hace ver que vamos en buena dirección. Ah,y que la poesía y el rock & roll se llevan muy bien.

-¿Y qué tal se lleva el rock & roll con el catalán?
-Yo canté una canción en catalán en «Mis problemas con las mujeres» y en el segundo disco de poesía, «Con elegancia», versioné a Salvat-pappaseit y Pere Quart. El consejero de cultura de entonces me felicitó por haber cantado a dos poetas catalanes…Y yo le reenvié la carta diciéndole que, en el mismo disco estaban Vázquez Montalbán y Gil de Biedma, que también eran catalanes. Al parecer, no lo sabía…

-¿Por qué tanto problema en Cataluña con la convivencia de las lenguas?
-Lo que debería preocupar en Cataluña respecto al aprendizaje es por qué Cataluña es donde más fracaso escolar hay de España y pensar que ese fracaso escolar afecta mucho más a los castellano parlantes que a los catalano parlantes. A partir de ahí podemos hablar de todo. Lo otro es demagogia pura, el juego típico de los partidos políticos de avivar los extremismos.

-¿Los políticos son los responsables de todos nuestros males?
-Tenemos una clase política que yo me pregunto si alguno de nosotros querríamos a alguno de ellos en nuestras empresas…Ellos tienen el mandato del pueblo, nosotros somos responsables de no gritar.

-Habrá que gritar el 20-N entonces, ¿qué le parece la fecha?
-Es una fecha muy curiosa en la que han pasado muchas cosas: primero murió José Antonio, luego Durruti, después Franco… Yo lo que pido es que no pase nada que impida que la gente vote. Porque en este país parece que antes de un cambio tiene que pasar algo extraño; parece que no podamos decidir por nosotros mismos y que necesitamos que nos influyan.

-Hablando de gritar: ¿a que grita si le nombro la SGAE?
-La SGAE creo que es lo último que queda del Sindicato Vertical. Lo único que espero es que se llegue a una gestora hecha por gestores profesionales y que sea apolítica. Parece difícil porque el virus está ahí metido y sería mejor que, en vez de autores y sus amigos, hubiera gente de fuera para que se pudiera conseguir. Sobre este asunto siempre les digo a los tertulianos: «A ti no te han robado, a mí sí, y gente de mi propia familia». ¿Dónde les llevaría?En vez de a la cárcel, que posiblemente los jueces tomen esa decisión, les condenaría a que su música y su autoría fuera quemada en público, y a que se les inhabilitara para la profesión, que duele más.

-Hablemos de mujeres. Según la letra del tema «Su nombre era el de todas las mujeres», que da título a su nuevo disco, las hay tan perversas que llevan a los hombres a la perdición, incluso sin amarlas…
-Las hay, las hay… Cristina de Suecia decía que la vida sin pasión no es vida… Luis Alberto habla mucho del eterno femenino. A la hora de seleccionar entre los 34 temas nos hemos quedado en esos, y es curioso que, desde la mujer fatal a la funcionaria, sean las protagonistas de este disco…

-Bueno, es que a ambos les gustan mucho las mujeres, ¿no?.
-Sí, claro ¿es extraño eso? ¿o es políticamente incorrecto?...Ya tengo algo más políticamente incorrecto que decir: me gustan las mujeres

-Y también La Castellana y Madrid. Con éste van cinco discos que tienen que ver con Madrid…
-Es cierto. El otro día lo pensé y dije: «¿Qué quiere decir esto?»

-Que nos quiere mucho a los madrileños…
-¿Y tú crees que esto nos va a traer problemas?

-A lo mejor en Cataluña…
-Pues mira, Madrid es un imán para los catalanes porque aquí se admira mucho su trabajo. Me gustaría que pasara lo mismo allí con el de los madrileños, pero no resulta exactamente así.


Personal e intransferible
Tiene pareja estable de toda la vida, un hijo de doce años, al que lleva al cole antes de ir al gimnasio y una madre de la que también se ocupa y de quien heredó su piel sin arrugas.
 Así que es formal. Y también fuerte por fuera, aunque por dentro sea tan frágil como todos los sensibles….Pero de feo nada, aunque «Feo, fuerte y formal» sea su eslogan recuperado del mismísimo John Wayne. Que pregunten entre las mujeres, que le piropean sin parar, mientras él se sonroja desde sus casi dos metros. ¡Es que es un tímido! Es muy amigo de sus amigos, aunque perdió muchos en esa juventud excesiva, que él supo controlar. Un hombre de códigos y valores. Un tío que se
lo curra, sin padrinos ni subvenciones… Y con un deseo oculto: ir a la Isla de Pascua, porque «oye, ¿te has fijado en que tienen el mismo perfil que yo?»


DE CERCA
Escribe columnas desde 1979. Hizo radio, alguna incursión en el cine, ha publicado dos novelas, y le gustaría hacer un programa de televisión, «pero no la típica chorrada de música… Me gustaría hacer un programa cultural».