Arquitectura

La flor acuática más grande del mundo

Es hasta la fecha la mayor superficie flotante artificial. Inaugurada pero inacabada, las tres islas sobre el río Hangang de Seúl nacen para ser centro social y medioambiental; sus paneles solares y su LED dan cubertura a las actividades deportivas y congresuales programadas 

La flor acuática más grande del mundo
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Apunto de llegar a los 7.000 millones de personas, ganar espacio al agua parece una opción frente a lanzar hacia las alturas las ciudades. Las islas flotantes aparecen en las listas de soluciones a la contaminación con plásticos, al exceso de población, a los crueles fenómenos de la Naturaleza o a los caprichos de los jeques. Y así aparece la última, la que promete ser durante un tiempo, todo es efímero, la mayor superficie flotante artificial del mundo. Con sus 20.382 m2, el Ayuntamiento de Seúl (Corea del Sur) acaba de inaugurar la estructura, que nace con vocación popular. Restaurantes, tiendas, centros de convenciones (con 1.400 asientos) y un área para deportes acuáticos en tres islas-pétalo inacabadas.

Las propias autoridades admiten que les ha interesado inaugurar en este periodo para impulsar el turismo. Algo curioso dada la fecha ya que, según informes del gobierno de la ciudad, se concentran en estos cuatro meses el 72 por ciento de las precipitaciones anuales.
El mayor de los islotes, de tres pisos y 10.845 m2 de superficie concentra en su cubierta 54 metros cuadrados de paneles solares, con capacidad para producir 6 kW/h por día. Energía suficiente para encender 200 lámparas. El segundo de ellos tiene tres alturas y 5.373 m2 y estará iluminado con diodos emisores de luz (más conocidos como LED) y hospitará un jardín acuático, que completarán las vistas sobre el río Hangang. La tercera isla (4.164 m2 y dos pisos) está dedicada en exclusiva a las actividades náuticas como la vela.

La «islas flor» (así las han bautizado) es la más reciente de las medidas de recuperación del río Hangang a su paso por la ciudad. Unas iniciativas que pretenden acercar a sus más de diez millones y medio de habitantes hasta su superficie.Y lo curioso en este caso es que la propuesta salió de la mente de un ciudadano particular. No sólo por su vocación de uso social se diferencia de la más famosa de sus hermanas, la única Palm Island de Dubai (suelo destinado a residencias de lujo) sino también en la forma de construcción, más compleja que el simple amontonamiento de arena. Con un presupuesto de más de 63 millones de euros, la solución de ingeniería elegida es «una red de cadenas de amarre en varias capas (diez en las islas mayor y mediana y ocho en el terecer islote) lo que garantiza la seguridad en caso de crecidas en el río Hangang», explican fuentes del SMG (Gobierno Metropolitano de Seúl). Y anticipándose a las sacudidas de la tierra, cada vez que se detectan movimientos de sólo 30 centímetros, un sensor pasa la orden a unas gruas que compensan las oscilaciones del suelo.

Siempre mirando al río, han instalado varias plantas de tratamiento de agua para evitar su contaminación, pero sin dar de espaldas la preocupación por la ciudad de la orilla. Si por norma, los ciudadanos con coche tienen que ir a trabajar en transporte público un día obligatorio de lunes a viernes, ahora no tendrán excusa para dejar su vehículo también los fines de semana, ya que el gobierno local les ha motando una línea especial de autobuses para llegar por lo menos hasta «la flor».