CRÍTICA DE CINE / «El almirante»: Sangre en nombre de la revolución

La misma semana que la notable «Camino a la libertad», llega a nuestra cartelera una ambiciosa superproducción rusa que describe la apasionada vida del almirante Koltchak, monárquico de corazón que, tras el estallido de la sangrienta revolución bolchevique en 1917, decide combatirla convirtiéndose en uno de los líderes del llamado «ejército blanco». Pocas películas habían ofrecido hasta ahora la versión de aquella violentísima rebelión desde el otro bando, de ahí la trascendencia e interés de la película. Pertrechada con realistas y muy vistosas escenas del enfrentamientofraticida (también brillan unas anteriores que transcurren entre navíos rusos y germanos durante la I Guerra Mundial), la cinta, que cuenta en paralelo la historia de amor un tanto almibarada entre el casado Koltchak y la esposa de otro oficial, trastabillea por culpa de un excesivo aire de «tv-movie» lujosa. Tampoco acierta el realizador al abrir y cerrar el filme, un largo «flash-back» a la postre, con la ya anciana protagonista mientras rememora aquella pasión de juventud sentada en un set de rodaje. No es «Doctor Zhivago», aunque Kravchuv suspira por sus huesos, pero sí un sincero homenaje para aquellos miles y miles de asesinados que la sublevación dejó tras de sí. Tirados en medio de la nieve, sin ni siquiera enterrar.