Andalucía
Racional y realista
Mientras José Luis Rodríguez Zapatero exhibe su furor guerrero cual nuevo mariscal de nuestros Ejércitos, bien solícito hacia el ataño denostado amigo americano, el PP perfila su programa electoral para el 22 de mayo. Mariano Rajoy suele decir estos días que «no para de correr», con relación a la apretada agenda que le lleva por comunidades y municipios. Su gran apuesta hacia La Moncloa incide en una campaña cercana al ciudadano, aún sabiendo que el PSOE sigue al acecho. Basta asistir a las sesiones de control del Congreso y comprobar que la sombra del «Gürtel» no descansa ni un día. Pero Rajoy está en otra cosa. Su alternativa se sustancia en dos palabras: austeridad y eficacia. Frente al despilfarro de cortijos socialistas como Andalucía, donde el escándalo de los ERE atufa por doquier, el PP contrapone rigor, control en el gasto público, y coordinación con el Gobierno central. No se trata de restar competencias por pura demagogia, sino de ajustarlas. Austeridad no significa tacañería ni merma del bienestar o servicios, sino mejor gestión. El nivel de deuda territorial alcanza niveles alarmantes. El tijeretazo es necesario, pero con una visión práctica de los recursos. Zapatero saca ahora pecho ante la guerra de Libia, con dos lecturas. Hacia el exterior, demostrar que algo le queda de sentido de Estado. En clave interna, un aviso de autoridad hacia los suyos: aquí estoy, aquí sigo, y con mando, entre tanta movida sucesoria. En otra dimensión, Rajoy recorre España con su oferta bajo el brazo. Racional, realista y, desde luego, más coherente.
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