Official World Golf Ranking
Darren Clarke como en casa
El veterano norirlandés busca su primer «grande» tras una exhibición de cómo jugar a golf con viento y lluvia. Jiménez, bajo par y con opciones.
Sandwich amaneció con un día de perros. Hacía frío, soplaba el viento y llovía. A medida que se enfrentaban con el Royal Saint Georges, los golfistas hacían un «bogey» tras otro. Llegó el turno de Darren Clarke, el líder del «British». Plantó su bola en el «tee» del 1, la mandó a la calle, pegó un extraordinario golpe a bandera y metió el «putt». «Birdie». Los 70 jugadores que le habían precedido habían sido incapaces de hacerlo. Era una declaración de intenciones de un veterano norirlandés al que jugar con frío, viento y lluvia no le coge para nada desprevenido.
Clarke dio toda una exhibición. Cuando el viento soplaba más fuerte, empezó a pegar golpes bajos, muchos «punchs», que hicieron la delicia de un público que le adora. La meteorología dio una tregua a los golfistas en la recta final del día, lo que benefició a los líderes, y entonces Clarke rediseñó su golf y continuó jugando bien. Tres «birdies» y dos «bogeys» le valieron para entregar una de las tres únicas tarjetas bajo par de toda la jornada. Las otras dos fueron las de Rickie Fowler y Dustin Johnson, dos jóvenes promesas norteamericanas que buscarán romper la mala racha «yankee» en los «grandes». Johnson, a un golpe del líder, saldrá en el partido estelar junto a Clarke y debe romper el mal fario que le persigue. El año pasado salió líder en la última jornada del US Open y de la PGA. En Pebble Beach se bloqueó y firmó 82 golpes. En Whistling Straits, una penalidad en el 18 le privó de salir a «playoff».
Un poco más alejado, a cuatro golpes de la cabeza, pero con las opciones intactas, más aún ante la tormenta que acecha Sandwich, se encuentra Miguel Ángel Jiménez. El «Pisha» hizo ayer 72 golpes (+2). Peor les fue a Sergio García (74) y Pablo Larrazábal (76), que tienen el triunfo casi imposible. El golf no fue justo con Jiménez. Su juego respondió a las condiciones, pero falló demasiados «putts» bien tirados. La suerte que le faltó ayer quizá aparezca hoy. Porque España también merece un «grande».
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