Una mamografía a tiempo puede salvar del cáncer a ocho de cada diez mujeres

Valladolid- El cáncer de mama sigue siendo el tipo de tumor que se da con más frecuencia entre las mujeres en nuestra Comunidad. Solo el pasado año, Castilla y León registró y atendió 2.400 casos. Una patología que puede darse incluso hasta los 75 años. La detección precoz es vital en este tipo de casos para que el paciente pueda curarse. Y las mamografías son las pruebas diagnósticas más eficaces para lograrlo, puesto que detectan hasta el 95 por ciento de los tumores, por muy pequeños que estos sean. Ocho de cada diez mujeres de nuestra Comunidad que se han realizado alguna mamografía a tiempo con resultado positivo se han curado después. Además, son pruebas rápidas, sencillas y escasamente invasivas ya que consisten en radiografías de las mamas con bajos niveles de radiación. La detección de algo sospechoso permite a la mujer poder repetir o ampliar las pruebas con otras como ecografías, sin que suponga la existencia de una patología. Y si los médicos lo consideran oportuno se deriva el caso a consulta especializada o a la realización de una biopsia.

Mayor concienciación
El pasado año, la Junta de Castilla y León realizó más de cien mil mamografías, de las cuales el 4,6 por ciento fueron positivas y derivadas a estudio. Y en los últimos ocho años, el Programa de detección precoz del cáncer de mama de Castilla y León acumula cerca de 800.000 mamografías realizadas para la prevención de esta enfermedad. Una tendencia al alza, lo que pone de manifiesto que las castellanas y leoneses son cada vez más conscientes de la importancia y necesidad que tiene la detección precoz para que las mujeres tengan más años de supervivencia. Máxime cuando un reciente informe de salud elaborado para toda España advierte de que existe un alto riesgo de que el 9,3 por ciento de la población femenina española padezca cáncer de mama en los próximos cinco años. Y cuando una de cada diez mujeres puede padecer este problema de salud que les afecta solo a ellas a lo largo de su vida. En este sentido, los últimos datos de que dispone la Junta sobre el programa de detección precoz de esta patología revelan que cuatro de cada diez mujeres de entre 45 y 69 años se han hecho mamografías.
Todo esto se puso de manifiesto durante un reciente encuentro de la Sociedad de Ginecología Oncológica y Patología Mamaria de Castilla y León, celebrado en León la semana pasada, y en el que, además, se analizaron aspectos relacionados con el tratamiento y diagnóstico de los cánceres ginecológicos, las nuevas técnicas así como los procedimientos empleados en cada centro hospitalario. Una forma de actuar que, a día de hoy, se basa principalmente en tratamientos videoendoscópicos y laparoscópicos. Métodos que resultan muy poco invasivos y, especialmente, en los casos de cáncer de útero y de mama.
Alrededor de cuatrocientas mil mujeres de Castilla y León forman parte de la población diana a las que la Junta dirige su programa de actuaciones preventivas frente al cáncer de mama.
La Consejería de Sanidad invirtió el pasado año cerca de ocho millones de euros en materia de prevención del cáncer de mama.

Llevar una vida saludable reduciría la incidencia de cáncer a la mitad
Puede sonar a tópico, pero llevar una vida saludable tanto en la alimentación como a la hora de realizar ejercicio y no fumar es capaz de de reducir el riesgo a padecer un cáncer a la mitad. Así lo ponen de manifiesto la gran mayoría de médicos y expertos en Oncología, quienes consideran que mantener unos hábitos de vida saludables reduce la mortalidad por un tumor en un 30 por ciento también. Es más, algunos médicos como Jesús Cruz, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, lamenta que si se hubiesen seguido las pautas establecidas en 1988 en el Código Europeo contra el Cáncer, que no son otras que fomentar una vida saludable, habrían desaparecido algunos tumores. Si bien, una vez que la enfermedad hace acto de presencia, es fundamental realizarse pruebas diagnósticas que permitan detectar de manera precoz un tumor, porque está comprobado que reducen la mortalidad y mejoran a calidad de vida de las personas que padecen un cáncer.