Comunidad de Madrid
La reforma de los derechos por Francisco Aranda
He de confesar que cuando escuché a la ministra Fátima Báñez decir que la reforma laboral que preparaba era equilibrada me puse en lo peor y empecé a dudar. Pensé que en el momento de la verdad la ministra se podía haber dejado embaucar por los socialistas del Partido Popular. Von Hayek ya nos advirtió de que en todos los partidos los hay, y volveríamos a tener otra farsa, es decir, cambios ridículos que volverían a retardar nuestra salida de la crisis.
Sin embargo, he de admitir que me equivoqué. Esta vez no han triunfado las tesis socialistas o totalitarias, ambas retoñas del colectivismo más arcaico, con las que hemos logrado convertirnos en una pesada losa para nuestros socios europeos.
Las posiciones conservadoras o retardadoras del progreso en materia laboral del anterior Gobierno nos han llevado al desastre social y económico.
Exhibimos un despilfarro del gasto público que ahora tenemos que pagar todos; más del doble de paro que la media europea, mientras nuestros vecinos asisten a reducciones históricas en sus tasas de desempleo; la mitad de nuestros jóvenes sin expectativas laborales; tasas de temporalidad sonrojantes; empresarios que abandonan la actividad con su ruina personal; y una concentración de gente cabreada ante el despacho de la Presidenta de la Comunidad de Madrid.
Ahora hemos abandonado el camino a la servidumbre y apostamos por más libertad en el mercado de trabajo, bajo el paraguas del llamado «modelo social europeo».
Probablemente alguien pueda pensar que es excesivo calificar de histórica a esta reforma, sin embargo sí lo es. Se generan más derechos a los trabajadores (formación) sin tener que pisar al empresario y se reduce la precariedad al limitarse el encadenamiento de contratos que puso en marcha el Partido Socialista.
Al igual que en Europa, no será necesaria autorización administrativa en los Expedientes de Regulación de Empleo y, si no hay acuerdo, funcionará la jurisdicción social.
El coste del despido se acerca a las cifras de Europa y se limita la extención de la vigencia de los convenios colectivos una vez denunciados. Hay que seguir avanzando, pero ya vamos todos por la dirección correcta.
Francisco Aranda
Vicepresidente de FENAC y presidente de Laboral de Ceim Católica de Valencia
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