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Cameron solo en su isla
En las últimas décadas, Londres siempre se ha caracterizado por no tener un vínculo estrecho con Bruselas. En su relación, se han vivido épocas felices y otras no tanto, especialmente cuando un líder conservador se trasladaba al Número 10. Pero desde que se firmó el Tratado de Maastricht, en 1991, Reino Unido nunca había vetado ningún pacto.
LONDRES- Sin embargo, David Cameron decidió ayer romper con la tradición llevando a su país a un aislamiento sin precedentes. El líder «tory» ya había advertido de que si no se salvaguardaban los intereses británicos, especialmente los de la City, no firmaría ningún texto. Hasta la fecha, cuando un primer ministro británico hablaba, sentaba cátedra. Sin embargo, esta vez, la nueva Europa, la liderada por Merkel y Sarkozy, ha decidido seguir adelante con o sin su apoyo. Por primera vez en la historia, Londres se ha quedado solo. Cameron insistió ayer en que había hecho lo correcto. «Queremos estar en la UE para inversión, crecimiento y empleo, pero no queremos estar en la moneda única». Su decisión fue respaldada por varios representantes de la City, pero muchas otras voces de Westminster aseguraron que el problema no ha hecho más que empezar. La pregunta es: ¿ha perdido Reino Unido su papel de liderazgo? Hay opiniones para todos los gustos, pero lo que es un hecho es que las reuniones mensuales que mantendrán ahora los representantes de la eurozona –y previsiblemente el resto de los países de la UE, que han mostrado su apoyo al pacto– no contarán con representación británica.
Y a los proeuropeístas británicos, que los hay, les preocupa la situación porque el país quedará así al margen de muchas decisiones. Aunque el «premier» reconoció que es «arriesgado» jugar en solitario, recalcó que su nuevo papel no le «asusta». A pesar de su tono triunfalista, llega a casa con las manos vacías. Aunque la City mantenga su independencia, Cameron no ha logrado que ninguna de sus peticiones sea aceptada por el eje franco-alemán. Entre otras cosas, demandaba que la sede de la Autoridad Bancaria Europea se quedara en Londres y que las instituciones financieras norteamericanas con sede en la City y que no comercian con el resto de Europa fueran protegidas. Pero una por una fueron eliminadas por Sarkozy, que las tachó de «inaceptables». Son muchos los que dieron la razón al presidente galo al considerar que Reino Unido ha interpuesto sus intereses a solucionar la crisis. Además, no hay que olvidar que aunque los británicos paguen su té en libras, el hundimiento de la moneda única también pondría en problemas a su economía. Con todo, las filas más euroescépticas del Partido Conservador se mostraron satisfechas. Aunque ayer amenazaron de nuevo con una revuelta si no hay referéndum para evaluar la nueva relación entre Londres y Bruselas. Cameron quiere evitar la consulta popular a toda costa.
El «tory» pensaba que con su aislamiento había satisfecho las demandas de los más radicales, pero ahora, estos mismos son los que dicen que hace falta un plebiscito, ya que el papel británico en la UE ha cambiado. Por lo tanto, el primer ministro no ha solucionado el problema de fondo. Es más, ahora debe explicar su postura a los liberal demócratas, el partido más europeísta del país y con el que actualmente gobierna en coalición. Su líder Nick Clegg también se encuentra ahora ante un panorama complicado, ya que tendrá que explicar a sus filas por qué Londres ha decidido caminar en solitario.
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