Murcia

OPINIÓN: Santiago Sierra

OPINIÓN: Santiago Sierra
OPINIÓN: Santiago Sierralarazon

Se trata, sin duda alguna, de uno de los artistas españoles contemporáneos de mayor proyección internacional, pero, como sucede en otros casos igual de paradigmáticos que el suyo, el fogonozo mediático que acompaña cada uno de sus trabajos no siempre es respondido con la calidad y la sustancia de su obra. De hecho, Santiago Sierra, por encima de cualquier adjetivación que se le quiera dedicar –como, por ejemplo, la de «artista político-, es fundamentalmente un histrión al servicio de los medios de comunicación, que ha ganado su fama mediante una serie de provocaciones manifestadoras de una agitación vacua más que de una actitud crítica y reflexiva. Su última performance de cara a la galería ha sido el exabrupto con el que ha respondido a la obtención, por su parte, del Premio Nacional de Artes Plásticas: literalmente, ha solicitado al Ministerio de Cultura que se «meta por el culo» dicho galardón, esgrimiendo, a continuación, toda una serie de chorradas de orden ético – patético.
La razón por la que analizo en tales términos este desplante de Sierra obedece a una causa que a nadie con un mínimo de perspectiva y frialdad pasa desapercibida: ¿qué grado de honestidad puede mostrar un artista cuyo valor de mercado y prestigio le viene dado por esa misma institución contra la que tan groseramente arremete ahora? Es más: ¿por qué no mandó «a tomar por culo» al Ministerio cuando, en su día, se le propuso representar a España en la Bienal de Venecia, lo cual aceptó inmediatamente y muy agradecido? Sinceramente, estoy harto de tanto payaso que se pasea por la escena contemporánea, y que utiliza la coartada del «arte político» para esconder un solipsismo extremo y por entero insolidario. Santiago Sierra es uno de los mejores exponentes existentes de un género artístico –completamente enraizado en los terrenos más sombríos y cuestionables del mercado- llamado «egopolítica». A las obras englobadas bajo este paraguas, sólo les interesa lo social y lo político como un espejo en el que ver proyectado un espíritu narcisista, que necesitan alimentar mediante cualquier táctica, sea más o menos ortodoxa, más o menos conveniente. Lo único interesante de este nuevo esperpento made in Sierra es que cada vez es mayor el número de observadores que ya no se tragan, en su caso, el discurso del arte político, y que lo contemplan como un mero parásito de los medios.


Pedro Alberto CRUZ SÁNCHEZ
Consejero de Cultura y Turismo