Motociclismo
Dani vuelve al quirófano
Pedrosa paga siempre un precio muy alto por sus caídas. Para él no existen los accidentes sin consecuencias, y el quirófano lo conoce tan bien como el «box» del equipo Honda.
Sólo ha podido pasar un mes y medio alejado del bisturí, aunque al menos la clavícula que se rompió en Le Mans es la derecha, por lo que no será tan complicada la recuperación como si el golpe hubiera sido otra vez en la parte izquierda. La otra noticia medio buena en medio de la pesadilla es que la rotura es limpia y que tiene 18 días para recuperase antes de la próxima cita. «Es injusto, no me lo merezco», repetía al salir de la clínica móvil con el hombro inmovilizado.
A mitad de carrera estaba luchando por el segundo puesto y tenía muy cerca ponerse al frente de la clasificación del campeonato. Lorenzo sufría más allá del podio y todo era positivo para Dani. Pero en un instante todo se transformó en ruina para el catalán, porque Simoncelli, que ya estaba avisado, arriesgó demasiado con una maniobra que sólo él considera adecuada. «Me adelantó, le pasé de nuevo y yo llevaba la mejor trazada. Se ha lanzado hacia mi soltando los frenos. No he podido evitarlo. Me voy de aquí con la clavícula rota y él, con una pequeña penalización, "¡bien por él!"», ironizó Pedrosa.
El italiano fue castigado con un paso por el «pit lane» porque incumplió el reglamento al cruzarse en el camino de un rival que tenía la posición tomada. «Lo siento, pero no he hecho nada incorrecto. Con todo lo que se ha hablado soy una diana fácil», se defendía Simoncelli, que acabó con la paciencia de Alberto Puig, el manager de su «víctima»: «Es un ignorante que no entiende nada. Las imágenes hablan por sí solas». La carrera la ganó Stoner con la superioridad de todo el fin de semana, y Rossi subió al podio por primera vez con Ducati.
El talento no espera
Sus jefes de equipo se cansan de ponerles en la pizarra la palabra «wait» (espera, tranquilo), pero ellos no obedecen. Su talento les convierte en impacientes y no saben mantener una buena posición si tienen otra mejor un poco más adelante. Maverick Viñales y Marc Márquez son los niños de oro del motociclismo español, las estrellas que vienen, y lo demostraron en Le Mans. El jovencito (16 años) cuyo nombre salió de la película «Top Gun» consiguió en su cuarta carrera la primera victoria, y se convirtió en el piloto español más precoz en subirse a lo más alto del podio en una cita del Mundial. De lunes a viernes estudia cuarto de ESO, y los fines de semana se convierte en una estrella encima de la moto.
Nadie, ni siquiera el propio Nico Terol, esperaba que Viñales le aguantase el ritmo durante toda la carrera y esperase a la última curva para dejarle sin triunfo. Esto fue lo que hizo, como si lo llevara haciendo todo la vida, para dar la primera gran alegría a Paris Hilton, copropietaria del equipo BQR. Luego apareció Márquez, que se estrenó en Moto2 después de tres carreras en ayunas y varias caídas. No acababa de cogerle el aire a la nueva categoría, pero ahora vuelve a ser favorito: «No tenía presión, aunque sí que estaba un poco inquieto», reconocía el catalán, que fue de menos a más y dejó sin respuesta al líder, el alemán Bradl. Julito Simón mantuvo su buen momento y rozó el podio.
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