Cita en Granada por Santiago Talaya

Sea cual haya sido el procedimiento de decisión interna que ha puesto fin a 15 años de Presidencia de Javier Arenas en el PP andaluz, muy posiblemente no deba desligarse del excepcional momento político y económico que atraviesa nuestro país que, no se olvide, tanto influyó en las semanas previas a las elecciones del 25 de marzo, y cuya mejor muestra ahora son las nuevas medidas de ajuste presupuestario y fiscal que hoy mismo adoptará el Consejo de Ministros. Por tanto, no es de extrañar que la experiencia de Arenas en ámbitos tan sensibles y actuales como los laborales o los de la reforma de la Administración, amén de sus cualidades de comunicador, conviertan dentro de no mucho al todavía presidente del PP A en referente de la política nacional. Como referente será aún durante varios años más su figura en el centro demoliberal reformista del sur, el cual, en cierta forma, ha ahormado a su propia imagen y semejanza tras lustros de tenaz esfuerzo y trabajo. Ahora bien, y sin pretender ocultar con piruetas ni disimulos de última hora que hay quienes pensábamos (y pensamos) que Arenas hubiera sido un magnífico presidente de la Junta, ni en su persona se agota el PP andaluz ni toda su trayectoria ha estado exenta lógicamente de errores, carencias, excesos o defectos. Así pues, la dificultad de los compromisarios que este fin de semana se dan cita en Granada en el XIII Congreso del PP de Andalucía será doble. Por un lado, habrán de mostrar una justa y obligada actitud de gratitud y lealtad a quien ha sido su máximo exponente durante casi dos décadas y vencedor en los pasados comicios autonómicos. Pero, al mismo tiempo, están obligados a alumbrar nuevos equipos y renovadas estrategias que permitan aprobar al Partido Popular la que sigue siendo su eterna asignatura pendiente: alcanzar de una vez en el actual periodo democrático la Presidencia de la Junta de Andalucía después de que desde hace varios años gobierne con relativa facilidad en la mayoría de las capitales y municipios más importantes de la comunidad e, incluso, haga lo propio en los gobiernos autonómicos de las vecinas Extremadura y Castilla La Mancha.