Ceuta
Política provocadora
Todo cuanto sucede con el Sáhara es indignante. Marruecos se ha anexionado este territorio saltándose a la torera las resoluciones de la ONU y administrándolo a su antojo como si de una provincia marroquí más se tratara, ejerciendo un férreo control sobre sus habitantes e impidiendo a la Prensa libre que pueda visitar la zona. El Sáhara Occidental nunca ha sido marroquí por mucho que Mohamed VI diga que no va a tolerar que se cuestione su «marroquinidad».
De manera vergonzante España cedió aquel territorio a Rabat pese a que no le pertenecía, y desde entonces el vecino del sur se ha permitido todo tipo de presiones y desplantes, con la velada amenaza de una nueva Marcha Verde sobre Ceuta y Melilla en caso de que no apoyemos la estrategia alauí. Tal comportamiento no ha estado exento de gestos inamistosos, dócilmente tolerados por nuestra diplomacia. Ciertamente debemos tener buenas relaciones con Rabat, pero no a costa de perder la dignidad. No es admisible que un ministro marroquí arremeta contra la Prensa española o que se apalee a nuestros corresponsales. El asalto armado de ayer a los campamentos de El Aaiún no es sino otra muestra de esa política provocadora.
El mundo entero la tolera desde hace años y España asiente olvidando el papel que como ex potencia colonial nos corresponde en la defensa de unos ciudadanos que hace 35 años eran españoles.
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