Sólo de penalti

Las fuerzas se igualan. El campeón de la UEFA no parece para tanto y el de Segunda B no parece que merezca vivir tan abajo. El Cádiz, además, tenía aliados que jugaban con otra camiseta, con la azul del árbitro que no vio cómo entraba una vaselina del «Kun» y con la rojiblanca de Perea, que hizo un penalti evidente en la jugada siguiente.
Los jugadores rojiblancos, indignados más por el gol no concedido que por el penalti, rodearon al árbitro. Y tuvo que salir Quique, el técnico, a poner paz. Marcó Aarón, con paradinha que repitió después en la tanda decisiva.
El Atlético tuvo que recurrir a los once metros también para igualar el encuentro. Marcó Agüero, que se olvidó de las jerarquías y de la costumbre de que fuera Simão el lanzador. No tenía previsto jugar el «Kun», pero el Atlético es muy respetuoso con las tradiciones y hace tiempo que se acostumbró a no ganar un partido si no estaban Agüero o Forlán en el campo. Y el uruguayo estaba de vacaciones.
Hubo que recurrir a los penaltis también para desempatar. El error de Jurado no se igualó hasta el quinto penalti. Y hubo que esperar al séptimo para que el Atlético se metiera en la final. Los rojiblancos sufren hasta en los partidos amistosos.