Navarra
Bildu y el guión de ETA
Las víctimas del terrorismo comentaron en su reciente congreso que la situación en el País Vasco había retrocedido 30 años. Es un análisis tan desolador como certero. En unas pocas semanas marcadas por la indignidad de algunos, la complicidad de otros y la complacencia de demasiados, la marca de Batasuna ha logrado 319.000 votos, 1.138 concejales y 121 alcaldes, cotas inimaginables para un entramado de ETA que hace pocos meses presentaba señales inequívocas de descomposición. Bildu, la criatura de la banda terrorista para este proceso, ha acaparado gran parte del poder institucional en el País Vasco y Navarra y cifras millonarias de dinero público, sin condenar a ETA ni exigir su disolución. Quienes esperaran algo nuevo de ese mundo pudieron comprobarlo en Elorrio o Lizarza, donde demostraron su actitud matonil. Unos incidentes que no fueron ayer siquiera criticados por la coalición. LA RAZÓN ha defendido desde el arranque de este proceso que los acontecimientos se desarrollan conforme a una hoja de ruta diseñada por la dirección de ETA para tomar el poder político y el manejo de los presupuestos y, desde ahí, lograr sus objetivos. Sortu, Bildu, la ausencia de atentados, determinados movimientos en las cárceles... no han sido episodios espasmódicos, sino eslabones de una misma cadena. Hoy publicamos en exclusiva los próximos pasos. La llamada «izquierda abertzale» quiere que el nuevo comunicado de la banda induzca a pensar que ETA se plantea su disolución a medio o largo plazo, lo que no es en absoluto cierto, como han confirmado no sólo múltiples informes policiales españoles, sino también europeos. Se mantendría, obviamente, el alto el fuego hasta las elecciones generales, lo que, según los expertos, la banda entiende vital para la suerte del Gobierno y del PSOE en las elecciones generales. A cambio, medidas a favor de los presos y alguna excarcelación de gran relevancia simbólica como la de Otegi, pendiente de la causa de Bateragune. Que los reclusos terroristas son ahora el gran objetivo lo prueba que el primer gran acto batasuno tras la constitución de los ayuntamientos fue la manifestación de ayer en Bilbao para exigir una amnistía. Era una situación y una amenaza que se podrían haber evitado. Pérez Rubalcaba dijo ayer que Bildu gobernaría en menos ayuntamientos «si las cosas se hubiesen hecho de otra manera». Todo habría sido distinto si se hubiese respetado al Tribunal Supremo o si la retórica de destacados socialistas no hubiera allanado el camino. El Gobierno se equivocará radicalmente si responde a Bildu como ETA prevé y si no rasga el guión de los terroristas. No se puede caer en el engaño ni en la trampa. ETA no piensa desaparecer; ni Bildu quiere que lo haga. La lectura que ese mundo hace hoy es que los 858 asesinatos han sido útiles a sus propósitos. El Estado de Derecho tiene instrumentos eficaces para responder a la situación. Sólo hay que cumplir la Ley y tener voluntad y coraje para imponerla allí donde se transgrede. A diez meses para las generales, el Gobierno, con la colaboración del PP, está obligado a tomar la iniciativa. La libertad y la seguridad de miles de personas están en juego.
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