Nueva York

Los dos Robertos de Patti Smith

La cantante se entrega al recuerdo de Bolaño, creador «de la primera obra maestra del siglo» y Mappelthorpe, con el que compartió años de locuras

Patti Smith compone una canción inspirada en su pasión por Roberto Bolaño
Patti Smith compone una canción inspirada en su pasión por Roberto Bolañolarazon

Entra en la sala desgarbada, con el pelo de varios colores, sin teñir el tiempo que adorna su desaliño. Y con una gran sonrisa, habla despacio, levantando los brazos, se muestra agradecida. A la prensa por estar, a Madrid, «que me encanta», a Roberto Bolaño por escribir antes de fallecer «la primera obra maestra del siglo XXI» (a su juicio, «2666»), y a la memoria de Robert Mapplethorpe, compañero de fatigas salvajes en Nueva York a finales de los 60, peripecias que narra en «Éramos unos niños» (Lumen), recientemente premiado con el prestigioso National Book Award en EE UU.


La alquimia de la sangre
La cantante está en la ciudad para recordar al escritor chileno, al que nunca conoció, pero que, según la estadounidense, «le robó una novela que ella podría haber escrito. En los 90, cuando era el momento de haberle conocido, yo había perdido a mi marido y lo estaba pasando mal criando a dos hijas. Así que no pude conocerle, pero creo que hay varias líneas de alquimia en la sangre. Una es la de los hijos, y la otra es la que conecta a artistas como William Blake con Allen Ginsberg. Yo siento esa relación con él», dijo la madrina del punk.

«Conozco a su mujer, Carolina, y a sus hijos. Y los siento cuando estoy a su lado», continuó en una de sus largas parrafadas. «Estoy aquí para celebrar que existió, con su gente, con los periodistas, con los críticos y admiradores». Y entonces, Smith empezó a recitar un largo poema que terminó declamando entre los asientos de la prensa, «The people have the power», un verso libre indómito que compuso en su cocina de Detroit, en 1986, después de pelar patatas. «Yo estaba allí cuando entró mi marido y me dijo: ‘‘¿Sabes?, la gente tiene el poder. Escríbelo''. Y lo hice», contó poco antes de disparar una foto con una vieja y aparatosa cámara. Hoy volverá a hacerlo en la Casa de América, a las 20:00 horas.

Del otro Roberto, Mapplethorpe, le queda un mechón de pelo. «Bueno, tengo sus cartas, cosas bonitas. Sus objetos se subastaron y no tenía dinero para comprarlos. Tampoco un escritorio italiano que tenía. Pero, si me preguntas, prefiero las cosas íntimas. De Bolaño me gustaría haberme quedado su pañuelo», y la reina del punk pareció una seguidora de Lorca.


Preparada para todo
Trabajó en una librería, y soñaba con que un libro suyo ocupara el lugar reservado al National Book Award. «Robert me dijo que un día ese sitio sería para mí. Yo le respondí que prometía contar nuestra historia. Y ahora mi libro está ahí, en el escaparate, con él en la cubierta», dijo. Aunque parezca que ha perdido garra por estos arranques de emoción, Smith despejó las dudas: «Hay que sentir que todavía puedes dormir en el suelo, pasar dos días sin comer o robar comida si te hace falta. Hay que estar preparado para la revolución».