Espanyol

Horroroso Atlético

El Atlético ha entrado en un peligroso laberinto al que no encuentra salida. La tercera derrota consecutiva de los madrileños fue clara y merecida frente a un rival que le superó de principio a fin y demostró tener más criterio con el balón y también para defenderse cuando lo jugaba el contrario.

Un Forlán desesperado en un momento del partido
Un Forlán desesperado en un momento del partidolarazon

Los nervios ocupan más espacio en el vestuario del Atlético que el planteamiento futbolístico y esto se nota en el campo. El estado de crispación con el que los rojiblancos terminaron el partido hace una semana ante el Espanyol sigue vigente y Quique Sánchez Flores no colabora para devolver la calma. Ninguna de las decisiones que tomó en el Ciudad de Valencia sirvió para ayudar a sus futbolistas, que demostraron estar bastante perdidos en cuanto a la dirección que deben seguir sobre el césped.

Sin Tiago, el faro más brillante que dispone el equipo en el centro del campo, sacó a Assunçao del olvido al que él mismo le había condenado para volver a sentarlo a la media hora de juego. Treinta minutos dio de tregua al portugués, señalado por su técnico al cambiarlo por Mario Suárez tan prematuramente. Una extraña decisión con la que Quique parecía lanzar un mensaje a los que le habían criticado que últimamente hubiese cambiado el nombre del acompañante de Tiago. Algo así como: «Lo veis, que juegue Assunçao no arregla nada».

Con cualquiera de las dos opciones en el doble pivote el resultado fue igual de nefasto. Quizá lo que hubieran querido los aficionados rojiblancos hubiese sido una modificación de más calibre. Un cambio de sistema o cualquier cosa en busca de cambiar el rumbo, pero lo que hizo Quique fue dejar pasar los minutos mientras los suyos se hundían en la nada. Esperó casi hasta el final para poner en el campo a Diego Costa y Fran Mérida, que entraron con la misma falta de fe que los que estaban corriendo desde el principio. Justo ahí, al comienzo, el Atlético empezó a equivocarse. Un córner defendido al estilo de un equipo aficionado permitió que Nano adelantase al Levante sin tiempo para merecerlo.

Acusar a la defensa de todos los males madrileños es tan injusto como falso, algo que se pudo ver claramente durante noventa minutos. Nada funcionó en el Atlético, y los errores atrás no fueron más evidentes que la falta de ideas en el centro o la poca pegada en ataque. El teórico aspirante a la «Champions» fue un bloque sin pulso, monocorde y aburrido, incapaz de dar tres pases seguidos y poner alguna vez en ventaja a sus talentosos delanteros. Agüero y Forlán son buenos, no superhéroes. Ya han demostrado sobradamente su capacidad para resolver partidos a base de dinamita y encontrar el gol en el desierto más seco, pero es que el Atlético fue el Sáhara y el Serengeti juntos. Mientras Reyes y Simao se ahogaban cada uno en su banda, los delanteros se buscaban la vida sin mucha fortuna ante la falta de noticias de los mediocentros.

Hasta el último minuto del primer tiempo no tuvo que trabajar el guardameta levantinista, un dato claro sobre quién dominaba el partido. Era el Levante que encontró el justo premio a su superioridad en un golazo de Caicedo precedido, cómo no, de otro error grosero del Atlético.

Los de Luis García pusieron las ganas, el fútbol, las ideas y los goles; mientras el equipo de enfrente, desfigurado, quizá todavía pensando en el desastre del Aris, se derretía en medio de una alarmante sensación de impotencia.


«Una derrota sin paliativos»
Quique Sánchez Flores no pudo dirigir a su equipo desde el banquillo, porque cumplió el primero de los dos partidos de sanción con que le han castigo por su expulsión la jornada pasada. Lo que sí hizo fue dar explicaciones ante la prensa después del choque y no puso ninguna excusa a la pobre imagen de los suyos: «Es una derrota sin paliativos. Estamos en momentos difíciles y ahora debemos afrontar esta crisis. Hay un colapso importante en el equipo y tenemos que gestionarlo. Contra el Espanyol y el Aris, se perdió por cuestiones anímicas. Hoy también han sido cuestiones futbolísticas. Les digo a los atléticos que vamos a reaccionar», explicó el técnico madrileño.