Cameron y Merkel no hablan el mismo idioma

MADRID- «Obras son amores y no buenas razones», reza el dicho. La canciller alemana, Angela Merkel, y su homólogo en Gran Bretaña, David Cameron, presumieron ayer de tener una «buena relación» pero protagonizaron otra descafeinada reunión que se resume en fracaso. Ni resolvieron sus diferencias en torno a los «poderes» del Banco Central Europeo (BCE) ni esclarecieron el modus operandi para resolver la crisis de deuda. Tampoco el impuesto europeo a las transacciones europeas tuvo salida. En palabras de Cameron: «Es obvio que no estamos de acuerdo en cada aspecto de la política europea, pero tengo claro que podemos discutir y tratar sobre estas diferencias». Reconocía, en definitiva, su distanciamiento total con la «nueva dama de hierro» respecto a los grandes problemas que afectan a la UE y el euro.

Aunque ambos líderes hicieron hincapié en su consenso en torno a la importancia de la disciplina fiscal y el fortalecimiento de la competitividad económica de la Unión Europea, el desacuerdo es frontal en cuanto a la iniciativa franco-alemana de gravar las transacciones financieras, algo que Londres rechaza de plano, porque lastraría a su sector bancario, alegando que ese tipo de propuestas se deben instaurar a nivel global para que sean efectivas y no sólo en el ámbito europeo. Por tanto, según Merkel, «no se han realizado progresos».

La reunión también dejó constancia del desencuentro entre ambos sobre el papel que debe jugar el BCE en la crisis de deuda. Reino Unido reclama «medidas decisivas», y entre ellas incluye el «bazooka» del BCE como «cortafuegos decisivo y creíble». Pero Merkel sostiene que «hay que ir paso a paso y no pretender contar con fuerzas que no se tienen para lograr un resultado rápido que no funcionaría». Berlín considera que legitimar al BCE para que compre deuda fomentaría la irresponsabilidad fiscal de los estados miembros.

Grecia, menos crecimiento y más paro
La crisis económica seguirá atenazando a Grecia en 2012 con más paro y una nueva caída del PIB. Aunque prevé lograr un superávit primario, es decir, antes del pago de la deuda soberana, el panorama económico para el año que viene no es alentador, según los presupuestos generales que ayer presentó al Parlamento de Atenas el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos (en la imagen). El borrador indica que el próximo ejercicio será el quinto año de recesión en Grecia, con una caída del PIB del 2,8 %, y que la tasa de desempleo subirá del actual 15,4% al 17,2%.