Copa Confederaciones

Algo nos puso de acuerdo por Albert SOLER

La Razón
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El verano de 2010 quedará para la memoria de varias generaciones como el verano en que vimos cómo el sueño deportivo de décadas acabó por cumplirse. Pudimos ver, junto a cientos de millones de espectadores, a la Selección levantar la Copa del Mundo. Todos sentíamos la tensión emocionada, la felicidad de sus integrantes y todos nos identificamos con la tranquila sabiduría del seleccionador. Por eso, si tuviera que destacar una característica de «La Roja» que ganó el Mundial sería su capacidad para ponernos de acuerdo en torno a valores como el juego limpio, la elegancia en el juego, la imaginación, el esfuerzo, la tenacidad y la capacidad para superar las dificultades. Pero, con ser eso importante, «La Roja» es mucho más: es la calidad humana del director de orquesta, Vicente del Bosque, una persona discreta, sencilla y generosa, capaz de sacar lo mejor de todos. Es un conjunto lleno de talento y creatividad, compuesto por jugadores del máximo nivel y que cuando hizo falta, en los momentos decisivos, pusieron de relieve todas sus capacidades individuales. Y España fue en Suráfrica una suma de instantáneas irrepetibles: pienso no sólo en el gol de Iniesta; también en el cabezazo de Puyol o en las magistrales paradas de Casillas. Nuestra Selección fue, más que nunca, un equipo: el equipo. Una máquina bien engrasada en la que las individualidades encontraron su lugar para desarrollar una labor colectiva que alcanzó la excelencia. Gracias a todos ellos: a los que estuvieron en el campo y a los que estuvieron en el banquillo. Y gracias, de manera muy especial, a ese hombre de aspecto bonachón y de talante abierto al que tanto queremos: Vicente del Bosque.