Lorca
Legislar en caliente
La frase la hemos escuchado varias veces en los últimos años en el contexto de unos padres abrumados que a duras penas lograban contener las lágrimas al lado de un ZP sonriente aunque un tanto incómodo. De trasfondo para la entrevista, la sobrecogedora historia de una criatura secuestrada, torturada, violada y asesinada y frente al horrendo crimen, una legislación estúpidamente tierna que debemos al PSOE, en general, y a Belloch, en particular. ZP, Rubalcaba, Caamaño escuchan con gesto de «a ver si acaban» a los familiares de la víctima que piden un endurecimiento de las penas y la puesta en funcionamiento de la cadena perpetua. Después, tras despedirse de aquellos seres devastados por el dolor, ZP –o cualquiera de sus acólitos– anuncia que la ley seguirá siendo como hasta ahora, que nada cambiará, que no cabe esperar justicia. La razón es que no se puede «legislar en caliente». La cruel excusa para que los criminales sigan recibiendo un trato más favorable que sus víctimas es repetida durante los días siguientes por los corifeos del régimen en las más diversas tertulias como si así pudieran meter en nuestras meninges la idea de que unos políticos sectarios que se niegan a escuchar a los ciudadanos, en realidad, lo hacen por su bien y dando muestra de una notable superioridad moral, la que deriva de no «legislar en caliente». Sin embargo, apenas a unas horas de unos abucheos monumentales que cayeron sobre ZP y, de paso, sobre otros políticos socialistas como Rubalcaba o el inefable bachiller Montilla, Carme Chacón ha aparecido con gesto de profunda consternación ante los medios para decir que hay que articular medidas legales para que los silbidos no se repitan en un acto como el desfile del 12 de Octubre. Al parecer, piensa la no tan joven nacionalista catalana, que en su día se sumó al «Todos somos Rubianes», que «legislar en caliente» no sólo es lícito sino totalmente obligado cuando quien lo pasa mal no es el ciudadano de a pie y sus seres queridos, sino ZP y su tropa. Seguramente, sus asesores de imagen le habrán dicho a Carme Chacón que ha estado fantástica. La verdad es que ha quedado como Rufete en Lorca. Ahora todos, absolutamente todos, sabemos lo que les importa a ZP y a su gente. No el dolor indescriptible de una madre cuya hija fue torturada por unos canallas que ya andan delinquiendo de nuevo por las calles; no el sufrimiento indecible de un padre que sabe que su niña fue violada y asesinada por un maníaco que con una justicia mejor que la de Caamaño estaría entre rejas; no el padecimiento difícil de superar de una víctima del terrorismo que tiene que ver como se favorece a la chusma que dio muerte a sus seres queridos. No, ni una sola de esas circunstancias merece «legislar en caliente». En realidad, semejante paso queda para aquellos pasos que puedan estrangular la libertad de expresión de unos ciudadanos hartos de ZP y de la manera en que está aniquilando España y castigar a los atrevidos que se atrevan a arañar la siempre endeble autoestima del presidente del Gobierno. Por lo visto, para todos ellos, el infantil orgullo herido de ZP merece dar pasos que jamás se darían para hacer justicia a una familia que ha perdido a sus seres queridos.
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