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«Vi lo que ofrecía Merkel y me puse a estudiar alemán»

Carmen no da más de sí. Suena un teléfono: «Espera, que estoy en la otra línea», y sí, hay que esperar un rato, hasta que Carmen vuelve, respira, «ya estoy». Carmen de Eguilior trabaja en Eures en Madrid, la red de empleo para facilitar la movilidad laboral en Europa y estos días a ella, y a su compañera, que llevan la zona de Alemania, no dejan de llamarlas.

Estudiantes de alemán ayer, en la academia Enforex en Madrid. En el medio César y Carlos, ingenieros
Estudiantes de alemán ayer, en la academia Enforex en Madrid. En el medio César y Carlos, ingenieroslarazon

Están a punto de desbordarse o perder el juicio por los teléfonos que no paran nunca de sonar. Alemania es la solución, la puerta que se abre, mientras que en España todas se cierran. «La gente está desesperada», dice Carmen. Y también algo perdida. Primero llamaron los menos cualificados, después los que no sabían alemán y últimamente ya, por fin, coincide todo: cualificados y con nivel intermedio de alemán.

Es un requisito imprescindible. Otro es que no se debe tener prisa: se necesita convalidar el título de aquí para que sea oficial allí. Y, cuidado, que no para todas las regiones alemanas se pide lo mismo. Pero la gente que desborda a Carmen estos días no lo sabe.

Vanesa

«Hice magisterio. Desde verano estoy sin trabajo. Irme es mi esperanza»
Se quedó sin trabajo en verano y antes de que se venga abajo, el anuncio de Merkel le ha dado una oportunidad que empezaba a creer perdida. A punto de cumplir 26 años, Vanesa ha decidido que quiere cambiar su futuro. Se apuntó a la academia Open languages, en Madrid, a un curso intensivo de dos horas al día durante toda la semana. «Vi la noticia del trabajo que ofrecía Merkel y me puse a estudiar. Es mi esperanza. Aunque sólo he salido al extranjero durante las vacaciones no me da miedo irme. Lo único que me preocupa es el idioma». Sabe que si todo ocurre como ella espera y aprende alemán y se marcha, tendrá que convencer a su novio para que le acompañe en la aventura. Lo ha dicho en su casa y como aún lo ven lejano, no le dan importancia. Pero ella está convencida de que no les va a quedar más remedio que ir haciéndose a la idea. Vanesa, que nunca pensó en trabajar fuera, cree que la situación es irreversible. Cuando se maneje en alemán, abandona España. «Pero con la idea de volver. No quiero estar allí siempre. Hay que pasar la crisis que estamos viviendo, intentar ganar dinero, adaptarse a la vida allí y regresar a España cuando la situación mejore».

Eduardo

«Hice marketing y no hay nada aquí. No me da miedo irme»
Frente a Vanesa está Eduardo. Ambos han empezado el curso en la academia. Ambos con las misma idea. «Me doy de plazo hasta el verano de 2012, cuando espero saber alemán y poder trabajar. Yo tampoco pensé irme cuando estudiaba y no he salido mucho, pero no me da ningún miedo marcharme a Alemania. Lo único que me asusta es el idioma. Y claro que pienso en volver. En España se está como en ningún sitio».

Carlos y César

«Somos ingenieros. Puede ser una oportunidad si nos quedamos sin trabajo»
Empezaron a estudiar alemán antes de que Merkel anunciase que había trabajo y ahora tampoco se fían. Les parece raro que, de repente, salgan tantos puestos de trabajo, como si debajo de cada piedra alemana hubiese uno. Ambos son ingenieros, con trabajo aquí, y estudian el idioma en la academia Enforex. Dan con el perfil perfecto. «Si me quedase sin trabajo, está claro que irse a Alemania es la gran opción. Aunque tendría que hablarlo con mi mujer», dice Carlos. Él se lo plantea a futuro, como una posibilidad, como una emergencia, pero, como César, no ve ningún problema en dejar España y vivir en el país de Merkel. Son unos privilegiados. «Dices que estudias ingeniería y parece que vas a encontrar trabajo», cuenta César, «y no es la realidad». Tienen compañeros que han mirado la página web de ofertas de trabajo. Pero claro, cuando pinchan en el link, lo que aparece está otro idioma.
Es una pena, una gran pena, que esté en alemán y no se entienda nada.