Literatura

Literatura

Irene Gracia y las alas de gasa

No es frecuente en la literatura española encontrar novelas que consigan a la vez imaginar y reflexionar.

065NAC19FOT4
065NAC19FOT4larazon

Eso siempre lo encontrarán en las de Irene Gracia. Como quien posee una linterna y va iluminando las zonas oscuras de un teatro de seres de alas de gasa, con palabras de Baudelaire, así siempre nos sorprende con sus personajes entre épicos y líricos. En «El beso del ángel» nos habla de esos seres mercuriales que están en el azogue de los espejos: los ángeles. Y todavía más en este caso, porque los personajes centrales de la novela son seres humanos que nacen con pequeñas alas en la espalda, a la vez que mantienen una relación durante toda su vida con Adanel, un ángel que, según cuenta él mismo a Thérèse (la narradora), fue quien arrasó Sodoma y Gomorra y también el de la Anunciación. El lector hará bien en leer las págs. 171/184, donde Adanel, en paralelo a Milton, cuenta el origen celestial del mundo, la rebelión de Luzbel, y anuncia la segunda rebelión de los ángeles que está por suceder. Irene Gracia trata, pues, uno de los más importantes temas de la mística, casi siempre en sus líneas más esotéricas y heterodoxas. Y muy próxima, así lo entiendo, a la filosofía de la luz del iraní Al-Suhrawardi. También el narrador nos contará la vida de Apolina, que tendrá un embarazo de cien años del que nacerá Ledo, enamorado también de otra de las imágenes de Adanel, y, de Dionisio, alumno de Da Vinci y que ejecutará la Inquisición en España. La eternidad, como decía Borges, es la sospecha de una épica amorosa eterna.


«El beso del ángel»
Irene Gracia
Siruela
212 páginas.
17,95 euros.