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Descaro por Manuel Muñoz Hidalgo

La Razón
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Por el afán de soluciones a la problemática financiera-social y deuda pública en nuestro país consulto a colegas extranjeros, sin el agobio de la crisis, sobre las conductas de sus políticos para conseguir el bienestar común sin aumentar el castigo a la austeridad y la incertidumbre del futuro aunque padezca también la carencia de valores.
En las comparaciones siempre hay un perdedor y es evidente que los gobiernos translúcidos, ejemplares y sobrios no añaden problemas a la ciudadanía. ¿Para que sirve tanto parlamentario, tanto consejero, tantos cargos públicos, tantas autonomías empeñadas, tantos ayuntamientos administrados por incompetentes, la reconocida mala educación como receta de la ignorancia para mantenerse en el poder...?
¿Cuándo van a cesar las recomendaciones paternalistas, el chantaje emocional, el ser desconsiderados y el ocultar sus muchos trapos sucios que sublevaría a una sociedad globalizada, insensible y materialista?
Somos el pueblo quien paga a los políticos y sobran lasrazones para censurar, mostrar el descontento de los contribu-yentes que sin ningún motivo su dinero sea utilizado para cubrir sus caprichos, su vida de ostentación y lujo. Para algunos políticos el serlo lo consideran privilegio y no hay ningún artículo o ley que lo disculpe. De semejantes parásitos, que ven en la cultura su peor enemigo, debemos protegernos. Con ellos nunca saldremos de la crisis ni habrá progreso. Que no cunda el pánico que se necesita fortaleza para soportar lo que todavía agravará más la situación de la gente. ¿Tiene justificación semejante descaro aunque utilicen el disimulo?