Ginebra

Annan-Asad: la paz que no llega

El enviado de la ONU intenta por tercera vez el fin de la violencia y busca el apoyo de Irán. El «rais» le recibe, pero prepara a su ejército para una eventual intervención de la OTAN

Annan-Asad: la paz que no llega
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Si hay esperanza, hay solución. O al menos es en lo que confía el mediador internacional, Kofi Annan, que ha vuelto a la carga con un nueva iniciativa de paz para Siria. El enviado de la ONU, que hace apenas unos días reconoció el fracaso de su plan anterior, anunció ayer una nueva medida para poner fin al derramamiento de sangre en Siria, que recibió la aprobación del presidente Bachar al Asad. El problema es que el mandatario sirio siempre ha saludado las iniciativas de paz, mientras hace lo que le viene en gana; sin respetar el alto el fuego y bombardeando áreas civiles. El presidente Asad no tiene intención de abandonar el poder y está preparando a su ejército para una eventual intervención de la OTAN. Desde el pasado fin de semana, las Fuerzas Armadas de Siria han comenzado unos ejercicios militares de gran magnitud en el que simularán defenderse de una «agresión» exterior, según reveló ayer la agencia oficial de noticias SANA. Ahora Annan deberá proponer a los rebeldes el nuevo enfoque, presentado a Damasco, con la intención de que la oposición armada dé también su visto bueno. Presumiblemente, tanto el Ejército Libre de Siria como el opositor Consejo Nacional Sirio se opondrán a cualquier iniciativa que no contemple la salida inmediata del presidente Asad. El mediador internacional, que no dio detalles sobre su nuevo plan, dijo que la reunión con el sátrapa sirio fue «franca y constructiva». En realidad, Annan vino a Damasco a transmitirle personalmente a Asad la iniciativa acordada por la comunidad internacional el pasado mes en Ginebra, por la que se plantea la formación de un Gobierno transitorio para salir de la crisis política.

El acuerdo, que recibió el beneplácito de Rusia y China, fue rechazado posteriormente por los rebeldes en una cumbre celebrada dos días después en El Cairo. El nuevo plan abre más interrogantes que soluciones, ya que no hay una postura clara sobre el futuro de Asad, entre otras razones porque si se hubiera hablado de su posible salida del poder, Rusia y China lo habrían rechazado. Estados Unidos aboga por la era post- Asad, mientras que Rusia y China se mantienen firmes en su decisión de que rechazarán «cualquier injerencia por la fuerza desde el exterior».

Críticas de los rebeldes
La visita del enviado especial de la ONU fue criticada duramente por los rebeldes, al considerar que el fracaso del plan paz de seis puntos no dejaba otra alternativa que invocar el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, para permitir la intervención militar que obligaría al régimen sirio a poner fin a la represión. El viaje de Annan a Damasco no silenció los bombardeos de las tropas del régimen contra bastiones rebeldes. Al menos 41 personas murieron ayer en Idlib, Homs, Hama, Deir Ezzor, los suburbios de Damasco y Deraa, según los Comités de Coordinación Local. En Rastán, en la provincia de Homs, «se escuchaban explosiones de mortero y disparos con fuego de artillería cada seis minutos», indicó a LA RAZÓN un activista de Homs. En la sitiada localidad de Al Qusair, fronteriza con Líbano, las fuerzas gubernamentales renovaron su ofensiva, tras dos días de intensos bombardeos sobre la ciudad. «De día y de noche, a cualquiera lo puede alcanzar un mortero paseando por la calle, en la sala de su casa, en el campo o en la ciudad», comentó a LA RAZÓN un periodista de AFP que se encuentra en esta localidad. Tras su breve visita a Damasco, el enviado especial de la ONU partió hacia Teherán para entrevistarse con las autoridades iraníes. El régimen de los ayatolás, aliado de Damasco, juega un papel crucial en el conflicto de Siria y podría decirse que parte de la solución la tiene Irán. Tanto Estados Unidos como la oposición armada siria han acusado a Irán de respaldar militarmente, con armas y efectivos, a Asad en la represión en Siria, y Washington se ha opuesto a la participación iraní en las reuniones internacionales, pese al deseo de Annan de invitar a Teherán. La tensión en la zona crece y lejos de solucionar el conflicto sirio lo convierte en un callejón de difícil salida.