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La clave es crecer por Miguel A ARIÑO

La Razón
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El Gobierno tiene intención de aprobar en el próximo Consejo de Ministros de este mes de agosto una serie de medidas para intentar aliviar el maltrecho estado de las finanzas públicas. Entre ellas, que las grandes compañías deberán adelantar el pago a cuenta de sus impuestos, reducir el gasto farmacéutico mediante la obligación de dispensar el medicamento más barato y poner a raya el gasto de las autonomías.
Sin negar el impacto que estas medidas puedan tener sobre las arcas públicas, da la impresión de que van a aliviar los síntomas más que atajar la enfermedad que padece la economía española. A un enfermo se le puede tratar para que le baje la fiebre, pero si no hace nada más, la enfermedad sigue allí. Después de estas medidas, ¿qué otras cosas se podrán hacer? No se puede pretender recortar los gastos hasta el infinito. Los farmacéuticos ya llevan tiempo con la soga al cuello. No se les puede pedir más. Tener que quitar los 400 euros a parados a los que se les ha acabado el subsidio de desempleo, no es sino una manifestación de falta de imaginación cuando se tomó esta medida. Se les dio entonces un pez sin enseñarles a pescar, y los peces se han acabado ya. Que a las distintas administraciones públicas hay que controlarles el nivel de gasto es obvio, y quizá pedir responsabilidades a los gestores públicos que han endeudado a sus instituciones pensando que la obtención de préstamos no iba a tener límites. Estas medidas pueden ser necesarias. Pero si sólo se hace esto, lo único que se conseguirá será retrasar el problema. Hay que crear las condiciones para el crecimiento y la creación de empleo. Y sólo se consigue mediante la iniciativa empresarial. La acción del Gobierno debe tener como prioridad fomentar esta iniciativa empresarial. Preocuparse de la creación de nuevas PYMES y de la continuidad de las que ya existen. Facilitar su financiación, agilizar los procesos de ceración de nuevas empresas sin ahogar con trámites burocráticos. Facilitar la exportación. Ninguna empresa sale a flote recortando gastos, aunque puedan ser necesarios. Las empresas salen a flote ofreciendo productos o servicios competitivos. A un país le sucede lo mismo.


Miguel A. Ariño
Profesor del IESE