Cataluña
Tierra de prohibición
El Parlamento catalán decide hoy sobre el futuro de la fiesta nacional en Cataluña, un hecho, una votación que pasará a la historia por ser más seguida que la del propio Estatut. Mal andan las cosas en esta tierra querida cuando las energías no se centran en salir de la crisis, sino en crear polémicas, ¡como las de los toros!, para esconder los fracasos políticos en los que están instalados. Cataluña fue grande siendo tierra de libertades y se empequeñece con las prohibiciones. Cataluña pierde su encanto instalándose en una dictadura donde lo propio siempre es bueno y lo del resto de España siempre malo. No son precisamente los catalanes quienes pueden hablar ahora de libertades, o desde la transición. Son los otros catalanes, los que viven y trabajan en Cataluña, hablan catalán y sienten y piensan en catalán, los que ven cercenadas sus propias libertades por el simple hecho de ser amantes de la cultura del toro. CiU y PSC han llevado el debate de su propia incompetencia al absurdo y a ellos les corresponden las responsabilidades de tal prohibición. Habrá que hacer lo mismo con los correbous si eso sucede, con la pesca de montaña, con la caza del jabalí, animal por cierto que es sometido durante días a una durísima persecución de cazadores y perros hasta reventarle y darle muerte en cualquier rincón de la montaña, especialmente en las comarcas donde gobiernan los nacionalistas catalanes. Cataluña no puede ser tierra de prohibiciones y si es así que la paren, que me bajo ahora mismo. Me enamoré de Cataluña hace muchos años por su amplitud de miras. Tengo hijos catalanes. Pero sobre todo amo la libertad y respeto la libertad de a quien le gusta los toros y a quienes no. Ojalá prevalezca la libertad porque eso es y eso fue lo mejor que dio siempre Cataluña, a la que ahora casi nadie reconoce.
✕
Accede a tu cuenta para comentar