Medidas económicas
Reformas contra la recesión
El último boletín económico del Banco de España ha caído como un jarro de agua fría sobre los últimos restos de credibilidad de los gobiernos del PSOE. Ha confirmado que en 2011 España tan sólo creció un 0,7 %, y ha augurado que nuestra economía entrará en recesión durante 2012, con una caída del PIB del 1,5% a lo largo del año. El estudio ha previsto además que, de mantenerse la actual legislación laboral, el número de parados rondará los 5,5 millones. Las cifras dejan en evidencia las previsiones del anterior Ejecutivo, que no sólo renunció a elaborar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012 (lo que supuso prorrogar la que ya era una fantasía presupuestaria de 2011) sino que dejó sobre la mesa de Hacienda un déficit oculto de dos puntos del PIB. Para el Gobierno de Rajoy, el informe del Banco de España avala la urgencia de las reformas, pues las perspectivas no conceden margen alguno. Con estos pronósticos era lógico su empeño en apremiar a los agentes sociales en la negociación sobre la reforma laboral.
La lucha contra el paro pasa por aplicar un nuevo marco de relaciones laborales cuanto antes, sin demoras ni excusas, como recordó el Banco de España, pese a que no puedan esperarse milagros. Por eso, Rajoy ha decidido acelerar el ritmo de las actuaciones y ganar tiempo a la crisis. Resulta alentador conocer que en el próximo Consejo de Ministros se producirá un avance importante en la intervención que prepara en la legislación laboral. Precisamente ayer se conocieron los progresos en la negociación entre sindicatos y empresarios en materia de salarios. El acuerdo entre las partes es casi siempre un escenario más positivo que el desencuentro, si bien conviene ser prudentes y relativizar un entendimiento que ha dejado el núcleo duro de la reforma en manos del Gobierno, que tendrá que legislar.
El presidente del Gobierno, que intervino ante el Comité Ejecutivo del PP, acudirá a la Cumbre Europea con el objetivo de demostrar que España hace los deberes, es creíble y es un país en el que se puede confiar. Para ello insistirá en su compromiso con el objetivo de déficit y explicará que las dos reformas esenciales, la laboral y la financiera, se encuentran en la recta final. En ese sentido, la directora del FMI, Christine Lagarde, defendió ayer la solvencia de nuestro país, si bien también instó a aumentar la capacidad de los mecanismos de asistencia europea. El Gobierno progresa con las dificultades de una situación heredada imposible, pero lo hace con convicción y sin dudas. Nuestros socios, las instituciones internacionales y los mercados lo saben y lo valoran. Hay un Gobierno que toma decisiones dolorosas, pero necesarias, y que lo seguirá haciendo. Habrá más sacrificios, inevitables si queremos salir bien parados. Rajoy sólo dijo que diría la verdad. Nadie comentó que sería fácil.
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