España

San Fermín y sevillanas en Durban

San Fermín y sevillanas en Durban
San Fermín y sevillanas en Durbanlarazon

La Reina Sofía llegó a Suráfrica con el pañuelo rojo de San Fermín al cuello para asistir a la primera semifinal mundialista en la historia de la selección española. Doña Sofía fue recibida, a su llegada, por el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, y por el embajador español en Suráfrica, Pablo Benavides. La Reina visitó a los jugadores en su residencia para darles ánimos antes de dirigirse al estadio. Durante el vuelo, en un avión de la Fuerza Aérea Española, Doña Sofía departió con una veintena de representantes de la Federación Española de Fútbol y de la Liga de Fútbol Profesional, entre ellos los presidentes del Osasuna y de la Federación Navarra, que entregaron a doña Sofía el clásico pañuelo rojo de San Fermín.Antes del arranque del partido, Durban se vistió de rojo, amarillo y algo de negro, los colores con los que se componen las banderas de España y Alemania. Pero si en co- lores resultaba difícil desempatar a ambas hinchadas, en ritmos do- minaron los españoles, desde la «Macarena» a las sevillanas o el «Torito Bravo», que interpretaron aficionados españoles por las calles de la ciudad. Los cientos de seguidores que acudieron a animar al equipo nacional no quisieron dejar de celebrar la festividad de San Fermín y muchos de ellos se ataviaron con el tradicional pa- ñuelo rojo en torno a su cuello. Así transcurrió el día por el paseo ma- rítimo de Durban, una ciudad muy turística y santuario de surfistas tomada estos días por los aficionados al fútbol.Españoles, alemanes y seguidores de otras nacionalidades, muchos de ellos surafricanos que apoyaron mayoritariamente a «La Roja» quisieron vivir el último en- cuentro mundialista del Moses Mabhida, uno de los estadios nue- vos construidos para el torneo, muy característico gracias al arco arquitectural que cruza transversalmente el recinto.Si la zona de la playa era un hervidero de aficionados, no menos atestada estaba la parte interior de la ciudad, donde se concentraba la selección. El hotel de España fue un hervidero constante de aficionados que hasta minutos antes del encuentro se dieron cita en la zona.