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Desfile de estrellas en la noche de Mota por Jesús Mariñas

Desfile de estrellas en la noche de Mota por Jesús Mariñas
Desfile de estrellas en la noche de Mota por Jesús Mariñaslarazon

Parece una vuelta al neorrealismo. La nostalgia nunca es un horror y esta «Chispa de la vida» recuerda los mejores momentos de «La cabina» de Mercero, aunque no tiene su clímax angustiante y todo se va en una ligereza aparente que provoca sonrisas. Lo que tiene de drama documental de altura se alivia con contrapuntos remarcados por un enorme Juan Luis Galiardo, Salma Hayek, y un José Mota en estado de gracia, como reconocía su ex compañero de Cruz y Raya, Juan Moreno, a quien entusiasmaron los recursos tragicómicos de un actor muy alejado del que vemos en televisión.

 Nunca le agradeceré bastante cómo me imita y hasta que parodiase con mi voz al Rey Don Juan Carlos en el especial regio, con mi latiguillo de «¡que te calles!», surgido en los mejores años tomboleros de la hoy encrucijada Canal 9. Marcó una época. De lo que Telemadrid generaba publicitariamente con «Tómbola» se sostenían los telediarios. Lo evocaba la otra mañana Carmen Ro, creadora de este programa que duró casi ocho años y que supuso un adelanto en audacia, desvergüenza y saber tratar al famoseo o aledaños, que de todo tuvimos. Sirvió para descubrir a glorias nacionales como Antonio David –que logró hasta un 37% de audiencia contando sus desdichas con Rociíto–, los Matamoros, Nuria Bermúdez, el padre Apeles, Yola Berrocal y patulea similar.

La nueva película de Álex de la Iglesia emocionó al recién estrenado ministro de Cultura, José Ignacio Wert, que reconoció «seguir mucho el cine español», mientras José Bono, que daba el brazo a la siempre exquisita Natalia Figueroa, no concretó si Álex le gusta más que Almodóvar, Amenábar u otras glorias en pos del Goya.

 Mónica Hoyos reapareció en la premiére, «porque desde hace nueve meses vivo en Perú, donde trabajo en una nueva versión de ‘‘Betty la fea''», dijo. Allí encuentra el éxito que aquí le regateamos, presuntamente amparada por Carlos Lozano. Pedro Ruiz apareció de nuevo emparejado a una rubia espectacular, Laura Belcunama, «que sólo es mi compañera en el teatro», matizó.

La película anima a visitar el Teatro romano de Cartagena, aunque no te guíe una Blanca Portillo transformada en amante del poderío romano. También fue ovacionada una intervención de Concha García Campoy en el filme, muy agradecida por Andrés Vicente Gómez. Alaska llevó como bolso una huevera de plástico, mientras que Diana Navarro se movía coqueta con una falda de flecos de Mango muy años 20. Lara Dibildos se ufanaba con Luis Motola, con quien le espera una película –su debut fílmico– en Chile.

Arrancó larguísimas ovaciones esta «Chispa de la vida», cuyo guión recibió José Mota con Santiago Segura durante el velatorio de Juanito Navarro. Todo tan tragicómico como lo que queda reflejado ácidamente en la cinta.