CRÍTICA DE CINE / «Crazy stupid love»: Amores «fou»

Qué gran verdad: en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Hasta en ámbitos cinematográficos: tan vapuleada últimamente por numerosos directores que se han limitado a reproducir la misma fórmula hasta la náusea, la comedia romántica se ha convertido en un género endeble, desprovisto de fuerza, cursilón e incapaz de sorprender o emocionar salvo en muy contadas ocasiones. Muchas ni siquieran resultan mínimanente divertidas, en fin. Y hete aquí que, ahora, Glen Ficarra y John Recua (quienes debutaron en el largo también al alimón con la estimable y más arriesgada «Philip Morris, ¡te quiero!») presentan «Crazy, stupid, love», que, sin tratarse de nada del otro mundo tampoco, al menos consigue entretener y eludir varios clichés manidos. Otras veces cae de lleno, sin embargo. El matrimonio que forman unos inspirados Julianne Moore y Steve Carrell acaba de romperse. El tipo, destrozado, conoce a un ligón de bar irredento que le da clases para volver «al mercado» sexual, mientras el hijo adolescente del protagonista se enamorarde la canguro, quien, por cierto, anda loca por su padre... La confusión argumental está servida, y, aunque algún «gag» anda algo subidito de tono, las aguas vuelven a su cauce cuando la cinta se encamina al previsible final. Que tampoco estamos hablando de Delbert Mann.