Italia
Habermas y Europa por Carlos Rodríguez Braun
Dijo el «Spiegel» que Jürgen Habermas ha advertido sobre el final del ideal europeo, al que cree que hay que rescatar «de los políticos ineptos y las oscuras fuerzas del mercado». Pero los políticos no son ineptos, y las fuerzas del mercado arrojan luz y no oscuridad, aunque la arrojan sobre algo que el filósofo alemán piensa que puede y debe funcionar en bien de todos: la reconciliación entre democracia y capitalismo. Aspira a que los poderes europeos, como el Consejo, adquieran legitimidad democrática, que los tecnócratas no puedan dar golpes de Estado, que los Estados no sean dirigidos por los mercados, y que arribemos a una «comunidad global» a través de «el ejemplo que brinda la Unión Europea de un concepto elaborado de cooperación constitucional entre ciudadanos y estados». Pero no hay ninguna garantía de que la mayor democracia a escala europea no vaya a dar como resultado lo mismo que a escala nacional, a saber, más intervención, más impuestos, más burocracia y más intrusión de la política en la vida de los ciudadanos. Los tecnócratas, por su parte, son parecidos a los demás gobernantes: han subido los impuestos tanto en Italia como en España. Los Estados, por cierto, no son dirigidos por los mercados: lo que sucede es que, por muy poderosos que sean, no pueden hacerlo todo, típicamente, no pueden gastar más de lo que ingresan y después pretender que no pase nada. Y el Estado no coopera con sus súbditos, los somete.
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