Barcelona
Libertad coartada hasta el último paseíllo
Una vez más, como cada domingo de temporada, los antitaurinos ocuparon su lugar en los aledaños de La Monumental. Fieles a la cita, apenas una treintena de activistas comenzaban con su ritual. Pancartas desplegadas, provocaciones, insultos y algún que otro lanzamiento hacia los aficionados taurinos. Lo hicieron por la mañana, mientras unos pocos afortunados conseguían los últimos boletos para el esperado festejo –gracias al 5% del aforo que manda la ley– y lo repitieron por la tarde en los prolegómenos de la corrida
de toros. Y es que ni siquiera en el último día en el que la afición catalana pudo disfrutar de su derecho a ver y vivir con libertad la Fiesta Nacional los antitaurinos respetaron al resto de ciudadanos. En plena lucha de descalificaciones y empujones, los Mossos d'Esquadra tuvieron que tomar posiciones para evitar que la gran fiesta del toreo
se viera mancillada.
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