Nueva York

Velázquez recupera otro cuadro

Las sucesivas capas de barniz y los repintes ocultaban en un lienzo de dos metros de altura la mano diestra de Diego Velázquez. Después de someter el retrato de Felipe IV colgado en la pared de una de las salas del Museo Metropolitan de Nueva York a un exhaustivo proceso de restauración, se ha devuelto al lienzo la autoría que hace treinta y siete años se le arrebató.

Vista exterior del museo Metropolitano de Nueva York
Vista exterior del museo Metropolitano de Nueva Yorklarazon

Entonces se dijo que había ecos del pintor de «Las Meninas» en la tela, sí, pero que la autoría no era suya, sino que había sido pintado por un discípulo. El cuadro, fechado en 1624 por el maestro español, vuelve a verse, recuperado su crédito, treinta y siete años después del impacto que causó su no atribución a Velázquez. Ha formado parte del museo neoyorquino desde 1914. Entonces, llegó como pieza del artista, pero en 1973 se degradó su autoría y se adjudicó a la escuela de Velázquez o a un autor contemporáneo.

Limpieza a fondo

En cambio, el presidente del departamento de Pinturas Europeas del Met, Keith Christiansen, siempre tuvo en mente el debate de su autoría. Sabía que sólo podía salir de dudas de una manera: limpiándolo. Después de que el conservador jefe del Metropolitan, Michael Gallagher, puso punto final a la limpieza del retrato de «Felipe IV» de la Frick Collection, Christiansen le pidió que hiciese lo mismo con el del Metropolitan.

El hispanista Jonathan Brown reconoció ayer a este diario que «es uno de los cuadros que ha pasado por las manos de Lord Duveen, marchante muy conocido que ‘‘mejoró'' las condiciones de las obras», explica, en referencia a que «instaba a los restauradores a rebajar los tonos para hacerlos parecer más serios. Por eso, esta pieza ha sido repintada. De la mano de Velázquez podemos decir que ha salido el 50 por ciento; el resto es obra de los restauradores. El héroe de la historia es Michael Gallagher. Hablamos antes de que acometiera la restauración. Tenía miedo porque no sabía lo que había debajo y era una operación bastante delicada», apunta Brown.

Entonces, el conservador jefe del Metropolitan estudió una versión de un cuadro muy similar al que está en el Museo Meadows de Dallas (Texas) «para tener una referencia. La limpieza empezó en agosto de 2009 y se terminó a finales de este verano», explica Brown. La obra estaba en malas condiciones; tanto, que había «perdido» un de sus ojos. Se nota la pincelada velazqueña en la cara, las manos y la cadena, partes que están hechas con pigmentos más resistentes, de ahí que se hayan mentenido», apunta sobre esta pieza que compara con la versión del Prado.

Por encargo

«La obra es un encargo para Antonia de Peñarrieta, que se casó con un miembro del gobierno de Felipe IV. Creo que un jurista. Pero murió pronto. Y, después, Velázquez le hizo un retrato de esta mujer», explica el experto en el pintor que sonríe al ser interrogado por la circunstancia de nuevos descubrimientos. «¿Quién sabe? Las atribuciones a Velázquez son un mundo, aunque pocas pueden sostener el peso de una atribución real.En el caso del Met, la labor de Christiansen, con su repaso de la colección, está resultando de vital importancia». Con esta son ya seis los Velázquez que alberga el Metropolitan.


El misterioso caballero
En septiembre de 2009 saltaban las alarmas: el Metropolitan de Nueva York descubría en sus filas un nuevo Velázquez. El caballero que salió de la paleta del pintor sevillano llevaba marcado el ADN de Velázquez: además de la pincelada, la mirada recordaba a la de algunos de los personajes que pueblan «La rendición de Breda». Michael Gallagher hizo público el descubrimiento del lienzo, una obra de pequeño tamaño sin fondo de un hombre de unas 30 o 40 años. El cuadro fue donado en 1949 por el financiero Jules Bache, quien había adquirido el lienzo a Joseph Duveen en 1926. El retrato fue propiedad durante el siglo XIX del hijo ilegítimo del rey Jorge II de Gran Bretaña.