España
Pasado y futuro por Manuel Durán
Hay semanas dónde la actualidad te desborda, y ésta es una de ellas. Personajes como Esperanza Aguirre o Santiago Carrillo, podrían servir para trinchar la política de los últimos 30 años en España. La dimisión de Aguirre ha pillado por sorpresa a la sociedad española, que la ha tenido por un referente del liberalismo, valiente en el lenguaje y en la toma de decisiones. Se ha producido una reacción unánime sobre su valía política, hasta por los sectores más reaccionarios de la izquierda española, aunque claramente movidos por el principio de «a enemigo que huye, puente de plata». Con la muerte de Carrillo ha ocurrido prácticamente lo mismo. Elogios sobre la grandeza de sus gestas, y poco menos que capitulación institucional pedida por algunos personajillos como Toxo, dónde el funeral de Estado se quedaba pequeño para rendir homenaje al comunista fallecido. Lo que no sé muy bien es lo que hubiesen dicho la pandilla de falsos progresistas que, como es sabido son los que reparten en este país los carnets de demócratas, si Esperanza Aguirre hubiera decidido presentarse a más altas instancias. Estoy seguro que con la misma hipocresía hubieran pasado del elogio a la descalificación. No voy a entrar a valorar la figura política de Santiago Carrillo, entre otros motivos por falta de espacio, pero objetivamente han desaparecido de la vida política dos personas importantes, referentes de dos modelos contrapuestos, uno repleto de futuro, en el caso de Aguirre, y otro fracasado, el de Carrillo. Con sus fracasos y sus «paracuellos», y como creyente que soy, estoy seguro que Dios, en su infinita misericordia, le tendrá en la gloria.
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