Arquitectura
Pere Navarro justifica el gasto de su mudanza en que quiere vigilar las cuentas de la DGT
El Director General de Tráfico dice que ha habilitado «toda una planta por si algún día hace falta para alguna unidad»
El director general de Tráfico, Pere Navarro, justificó ayer los gastos derivados de su decisión de trasladarse con su equipo, y con el Observatorio de Seguridad Vial, del número 44 al 28 de la misma calle, y a meses de las elecciones, en que «en estos tiempos la gestión económica y presupuestaria es prioritaria y los ajustes presupuestarios requieren su presencia y su implicación». Por eso cambian de despachos él y sus personas de confianza, entre ellas Anna Ferrer, directora del Observatorio de Seguridad Vial, quien arrastra a todos sus miembros, salvo cuatro técnicos no de su cuerda.
Pese a que el traslado es entre dos edificios separados por una veintena de números, y pese a la inmediatez que permiten las nuevas tecnologías, Pere Navarro alega que quería estar presencialmente donde se encuentra la Secretaría General y la administración económica.
Gasto
La información adelantada ayer por LA RAZÓN ya daba cuenta de que ante la sorpresa y el malestar interno generado por su decisión de perder tiempo y dinero en cambiar despachos a estas alturas de la legislatura, él había dado esta misma justificación: la de que quería estar cerca del secretario general, que es quien se encarga de gestionar el presupuesto. En la DGT cuestionan el gasto de un proyecto que Navarro lleva barajando desde hace años: en 2008 ya cambió una vez de despacho para instalarse con confort y agradable mobiliario en las nuevas dependencias que Tráfico habilitó en el número 44 de la calle Josefa Valcárcel. Entonces él estaba en el número 28, al que ahora ha regresado. Aproximadamente a los dos años de su primera mudanza al nuevo edificio se puso en marcha el procedimiento para habilitar las obras de reforma de la quinta planta del número 28, por que él no acababa de encontrarse a gusto en el número 44 de la calle. Esas obras se fraccionaron en distintos contratos, de los que este periódico sólo ha dado cuenta de algunos de ellos y que sumados ascendían al millón de euros. Esta cifra podría ser superior. Navarro explica que su despacho es «más bien normal, tirando a corriente, pero digno». Y también precisa que el traslado le ha costado 3.280 euros, y ha durado un día y medio. Eso ha sido el suyo, que tuvo lugar la semana pasada, pero no menciona el que se han producido durante estos últimos días para mover a Ferrer y al equipo del Observatorio de Seguridad Vial .
«No se ha comprado ni una mesa, ni una silla, ni una lámpara... nada nuevo». Este periódico no denunciaba la compra de mobiliario –eso ya lo hicieron para el nuevo despacho que se habilitó en el número 44 de Josefa Valcárcel–, sino las obras para remodelar toda una planta que él ya había estado ocupando junto con su equipo antes de marcharse al nuevo edificio. Es decir, que no es una planta vacía que requisiese hacerla habitable.
En la reforma, entre otras cosas, se ha cambiado el suelo y todos los paneles de las paredes, se ha cubierto de Porcelanosa los baños... La defensa de Pere Navarro es que esas obras se hicieron para reforzar «la estructura de un edificio, que no olvidemos es antiguo». Y añade que ha querido «habilitar toda una inmensa planta por si algún día pudiera hacer falta para alguna unidad del organismo».
«La condición humana se ha puesto en marcha y desde la misma Dirección General de Tráfico alguien despechado o dolido ha decidido filtrar de manera tendenciosa una información general focalizándola en un sólo ámbito[...]. La naturaleza humana también tiene algún pequeño matiz miserable», se lamenta el director general de la DGT.
La coartada: la «rehabilitación» será general
Para justificar la reforma del ala norte y sur de la planta 5 del edificio de la Dirección General de Tráfico en el número 28 de la calle Josefa Valcárcel –donde se ha instalado Pere Navarro y su equipo– los altos cargos y el secretario general se reunieron ayer de urgencia para estudiar los contratos y buscar una explicación. La mañana fue de infarto en esa sede de la DGT. Por un lado, por la urgencia de dar respuesta a la información adelantada por este diario. Por otro, por la decisión de buscar al «filtrador»: la caza de brujas está en marcha. La Secretaría General acabó emitiendo una nota en la que señala que la «rehabilitación» no se queda en la planta del director general, sino que se extenderá a las restantes plantas en función de las disponibilidades presupuestarias. Además, confirma que los contratos publicados se corresponden con la obra que comenzó en 2008, una vez que Navarro decidió que quería volver al edificio del que se acaba de marchar. Oficialmente dicen que es una reforma de «rehabilitación» del edificio que se hubiera hecho en cualquier caso. Esa rehabilitación no incluye obras en su estructura.
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