Cine
Al límite de la realidad
División de opiniones para la arriesgada «La mosquitera», con dos soberbios Eduard Fernández y Emma Suárez
«La mosquistera» es un buen ejemplo de la diferencia entre verosimilitud y realismo. Hay realmente poco de sobreactuación y los diálogos y las situaciones que reproducen podrían suceder en cualquiera de nuestras casas. Lo que impide a este filme militar en el realismo es la saturación de situaciones límite. Un trabajador social diría que en esta familia, repartida en varias casas, hay un exceso de miembros y «miembras» disfuncionales. Eso es lo que le hace inevitablemente atrayente, pero también ese escoramiento hacia el límite constante puede ahogar la armonía en determinados momentos del metraje.
Intenso comportamiento
Su director, Agustí Vila («Un banco en el parque»), es consciente de tal abuso: «La película no es estrictamente realista, existe una condensación pues todo no puede ocurrir en la misma familia, pero que no se aleja de la vida real». El filme, producido por Luis Miñarro, ha encontrado en el público de los festivales un aliado, especialmente en Karlovy Vary, donde se hizo con premio. Quizá sea por la intensidad de tanto comportamiento fuera de la norma, porque, al contrario de lo que suele ocurrir en las muestras, el tono no es precisamente grave: «La definiría como una comedia sobre la imposibilidad de tragedia». Y va más allá: «La sociedad se niega a aceptar la parte trágica de la vida y acaba por no vivirla». Así ocurre en un hogar donde viven cinco perros, dos gatos, un adolescente aislado que tiene un amigo enamorado de su madre, esta madre que pinta para niños paisajes sangrientos, un padre que paga a la asistenta por acariciarle la mano… «Los actores me ayudaron a que no pareciera ridículo», asegura el realizador. «En esta familia nadie dice lo que piensa y cuando lo dice no es de la manera adecuada, así que obtiene lo que no quiere», comenta un Eduard Fernández tan efectivo como siempre. Le hace sombra Emma Suárez, que interpreta algunos de sus diálogos en catalán. La actriz, soberbia en el filme, reconoce que le ha resultado muy complicado «no cruzar la débil frontera» que separa lo alocado del desfase.
En una muestra dedicada al cine de autor como ésta hubiéramos echado de menos a Abbas Kiarostami, cuya «Copia certificada» ya obtuvo el premio a la mejor actriz en Cannes por este particular viaje a la Toscana de una pareja en el que este realizador de culto se permite no enseñarnos ni un solo encuadre del paisaje.
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