Haciendo historia

Esto de hacer historia me gusta. Y la acabamos de hacer. Eso sí, yo creía que íbamos a escribir esta página con mucho «tiqui-taca», pero ha prevalecido la furia española. Pobres paraguayos, lucharon hasta el límite pero no pudieron con nosotros. ¡Cómo estará Maradona, con la envidia que nos tiene y las mamarrachadas que cuenta de goles robados y regalados, después de que hayan eliminado a su equipo mientras «La Roja» pasa a semifinales! Hay «dioses» muy corroídos y éste es uno de ellos. Dejémosle en su Olimpo particular, en el que ahora debe sonar poca música celestial, y escuchemos la nuestra: el agitado latir de nuestros corazones, al pensar que nos queda por delante una competición entre cuatro equipos, tres europeos y uno latinoamericano, de entre los que saldrá el campeón del mundo. De esos cuatro equipos, dos, Alemania y Uruguay, han ostentado tal título. Alemania en tres ocasiones y Uruguay en dos. Holanda nunca lo logró pese a ser finalista y nosotros, ya se sabe, nos estrenamos en semifinales. Y lo hacemos, ¡socorro!, enfrentándonos a esos teutones grandes como vikingos del pasado que más que correr vuelan por la hierba surafricana mientas dan volteretas cual si fueran artistas de circo. Son altos, fuertes y llevan colocado en el pecho la insignia de invencibles. Por eso los vamos a ganar.A los españoles siempre nos ha ido bien en las empresas complicadas. Nos relajamos ante lo sencillo y nos crecemos en la adversidad. Así que ganaremos... Aunque igual si Del Bosque saca a Llorente y deja a Torres un ratito en el banquillo no nos resulta tan difícil. Ayudémonos un poquito, hombre, que no nos viene mal.