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Cuatro escenarios posibles por Miguel A Bernal Alonso

La Razón
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Todo el mundo es consciente de que esto no puede seguir así. La carrera sin frenos al abismo nos ha llevado al borde: 640 p.b. de diferencial y derrumbes del Ibex-35. El tiempo se ha agotado, no podemos seguir en la situación actual, si quieren podemos aguantar unos quince días, no más. Las mismas declaraciones del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, o las de González Pons implorando al BCE muestran que nuestro destino ya no está en nuestras manos. Hasta aquí hemos llegado, pero, a partir de aquí, ¿qué puede ocurrir? Planteemos algunos escenario posibles y lógicos, dentro de lo impredecible.

1- El BCE compra deuda
La medida más demandada por nuestros gobernantes es la de la compra por parte del BCE de deuda pública en los mercados secundarios, pues sus fueros le prohíben la compra directa al Tesoro. En este escenario se ganaría tiempo, la prima de riesgo caería y un rebote del Ibex-35 sería posible, pero tan sólo se ganaría tiempo. Sería un espaldarazo, con hechos, a las medidas recientes del Gobierno, pero habría que acometer nuevas medidas.

2- Reformas y recortes
Se abre así el segundo escenario. Una vez ganado tiempo, el Estado debería llevar a cabo dos reformas inaplazables. La primera sería acometer el modelo de Estado que nos podemos permitir, ya que el actual no es asumible. La situación de las autonomías y el gasto enorme que generan es insoportable: ha sido la mayor fuente de desvío del PIB, además de un nuevo frente con la necesidad de ayuda. En segundo lugar, la presentación inaplazable del modelo económico que nos permita crecer, avanzar y generar ingresos. Hasta el momento, el Estado ha llevado a cabo recortes pero no nos ha explicado de dónde van a salir los ingresos. El déficit público es un resultado de restar a los ingresos fiscales, los gastos; hasta el momento, hemos abordado recorte de gasto, no todo el que se puede, hemos aumentado impuestos –que está por ver el resultado– sobre la recaudación, pero no hay ni una medida sobre la generación de actividad: el incremento de rentas y consumo, la base del incremento de los ingresos fiscales más allá del aumento impositivo. Hasta aquí, lo mejor que puede pasarnos. Un escenario alternativo serían nuevos recortes. Sin embargo, no llevarían a generar confianza. Además, el Gobierno se puede encontrar con una situación a la «griega». La contestación social a los recortes ha sido importante. Buena prueba de ello es que Las Cortes se encuentran «bunquerizadas»; es imposible arrimarse a las mismas. Por otra parte el nivel de sufrimiento del pueblo empieza a saturarse. Muy mal escenario, además no serviría para generar confianza.

3- Intervención
Vamos al que yo considero más probable, tal y como el presidente del Bundesbank reclamaba: intervención total. Hasta el momento, y perdónenme, hemos tenido una aprobación de intervención «suave». En mi opinión, la ayuda cifrada en 100.000 millones es tan sólo eso, una intervención suave. La intervención total debería añadir unos 300.000 millones más. Evidentemente, la llegada de la temible troika se produciría: ajuste durísimo e impuesto de la Administración, del modelo de autonomías, elevación de impuestos, despidos de funcionarios, cierre forzoso de empresas públicas, mayor presión fiscal, aceptación de pérdidas en inversiones bancarias (bonos, preferentes, acciones, subordinados), recorte en sanidad, educación y, por supuesto, en pensiones. Una auténtica pesadilla que irlandeses, griegos y portugueses ya conocen de primera mano. Desde luego, no es el que me gustaría pero, indudablemente, parece cada vez el más probable, sobre todo si el BCE no saca la «artillería pesada».

4-Salida del euro
Por último, el más desastroso: expulsión de España del euro. Cuidado, porque antes era tabú hablar de la salida griega y ya se habla abiertamente de la vuelta al dracma. Esta posibilidad, aún así, continúa siendo difícil, pero ya no es improbable, dependería de la voluntad alemana y el consentimiento francés. En este caso, hablaríamos de fuerte depreciación de la peseta, considerable incremento de los tipos de la peseta, inflación importada, caída drástica de las rentas, más paro, deuda y activos españoles considerados «bonos basura». Prefiero no seguir pues, en definitiva, sería la quiebra de España.
Ganar tiempo nos permitiría ser dueños de nuestras decisiones, la intervención total no. En todo caso, yo creo que la decisión ya está tomada: intervención total, así lo pedía el presidente del Bundesbank; los 100.000 millones solo serían la primera parte de la intervención.

Miguel A. Bernal Alonso
Profesor del IEB