Historia

París

De Gaulle el hombre de la Resistencia por César Vidal

Derrotado en 1940, no se dio por vencido. Rechazó a Hitler y a Pétain y encabezó la Resistencia. Ahora se cumplen 40 años de su muerte

De Gaulle, en 1947, en la inauguración del monumento a los aliados
De Gaulle, en 1947, en la inauguración del monumento a los aliadoslarazon

Leon Degrelle, el jefe del movimiento católico Rex al que Hitler consideraba como un hijo, lo detestaba. De él llegó a decir que había sido «un falso demócrata y un falso fascista». Quizá en esas palabras de desprecio, pronunciadas por otro francófono, se encerraba una parte de verdad sobre las contradicciones encerradas en la personalidad de Charles de Gaulle.
Inicialmente, no debería haber pasado de ser un oficial que se interesaba por las novedades relacionadas con su carrera hasta el punto de que fue de los primeros que previó el papel que los acorazados iban a tener en la guerra futura.

A mediados de 1940, las divisiones acorazadas del III Reich perforaron el frente por Sedán y embolsaron a las unidades franco-británicas a la vez que avanzaban sobre París. De Gaulle intentó evitar el desplome del frente, pero, en escasas semanas, Francia era una potencia postrada ante los alemanes y dividida en dos zonas políticas distintas. Al norte, se hallaban las tropas del III Reich y, al sur, el nuevo régimen del general Pétain. De Gaulle estaba dispuesto a todo salvo a resignarse. Desde Gran Bretaña, realizó un llamamiento a la Resistencia que, justo es decirlo, no fue respondido por casi nadie. Durante años, De Gaulle tuvo que soportar los desaires de británicos y americanos y la incertidumbre sobre su futuro.

Si no fracasó se debió a su tenacidad, a la manera en que logró coordinar a los grupos clandestinos en el interior y a la presencia de un Partido Comunista que decidió enfrentarse con Hitler cuando éste invadió la URSS en el verano de 1941. De Gaulle diría –y es discutible– que los Aliados no le avisaron del desembarco en Normandía. Fuera como fuese, logró entrar en París parando la toma del poder por las milicias del PCF y convirtiéndose en la imagen internacional de la Resistencia. A él se debió en no escasa medida que Francia no acabara transformada en una democracia popular como Polonia o Rumanía.

En los años cincuenta, logró encabezar un proyecto político que lo llevó a la presidencia de una república cuya constitución redactaría personalmente. En ella, el poder ejecutivo tenía unas competencias en materia legislativa que no eran controladas ni limitadas por el legislativo. Más de uno consideró que era la constitución de una dictadura. La realidad era que la libertad de prensa y la acción de los otros partidos evitaron esa eventualidad.

De Gaulle supo orientar el proceso descolonizador, descabezar movimientos como la OAS recurriendo a la guerra sucia e incluso afianzar el patriotismo francés apoyando las historietas de Asterix. Compartió con Franco la repugnancia hacia la masonería y también un patriotismo sencillo y de corte militar que le llevó a afirmar que su libro preferido era «Cuore», de Edmondo d'Amicis, una obra italiana propia de la Reunificación. Su retirada vino impulsada por unos electores que no estaban dispuestos a refrendar una constitución aún más presidencialista. Pasó sus últimos años, retirado en Colombey-les-Deux-Églises, dedicado a escribir y a cuidar con enorme dedicación a una hija que era deficiente psíquica. Murió, como había nacido, en noviembre.