Feria de Bilbao

México vuelve a poner sabor a Madrid

Ya había dejado su buena impronta con el capote al salir a saludar al segundo. Pero la raza le salió cuando López Simón le hizo el quite correspondiente. No iba a quedar ahí la cosa. Y no quedó. Salió Sergio Flores a replicar y lo bordó con la capa: quietud y toreo.

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Dos claves para que la goleada quedara clara. Marcó México. Querido México. El novillo armó el lío en varas, esta vez para bien. El resto lo harían por salir corriendo dueños de la mansedumbre. En el primer envite se echó a los lomos al caballo y al picador y así en vilo lo derribó, como si fuera peso pluma. La ovación que se llevó Plácido Sandoval «Tito» fue de bandera. Ganada estaba en las dos varas, de poder a poder. Realidad en el ruedo. Esperábamos bravura, casta, la emoción que se desprende de ambas en el encuentro y se fue Sergio Flores al centro del ruedo. Dos pases cambiados por la espalda, ajustados, quebrados en el último instante. ¡Salvados! Casi ahí nos despedimos de las emociones. Quedó después un trasteo pleno de decisión, armado en la entrega, Flores dijo sí, quiero, tiró para adelante hasta donde quería el novillo y un poco más, pero el Montealto fue perdiendo fuelle sin que nadie pudiera remediarlo.

La voluntad del mexicano no tuvo fisuras, tampoco en el remate, buscando ajustarse con el toro, llegar al público, transmitir, y se tiró a matar con todo. Se le pidió la oreja, pero esta vez el presidente sacó la vara de medir con el novillero que olvidó con los matadores en otras tardes. El chaval, como si le hirviera la sangre, no quiso dar la vuelta al ruedo. El quinto fue un toro mucho más serio que muchos de los que han salido por Madrid en los últimos tiempos. Derribó al caballo, manseó después y se dejó en tres o cuatro arrancadas por abajo. Había que marcarle muy bien el camino, mucho toque, llevarle, guiarle. En nada ya no había toro, había sido una alucinación, y dejó Flores una faena de novillero cuajado que quiere, con buen concepto y corazón del bueno.

López Simón era el único español del cartel internacional que se anunciaba ayer: México-Francia-España. A sus dos toros les comenzó la faena de la misma manera: centro del ruedo, de rodillas y a torear por derechazos. Hay que tener valor y verlo muy claro. A su primero además, como el novillo perdió la inercia de acudir, le firmó una tanda de mucho mérito. El novillo se aplomó enseguida y los resultados fueron pocos, a pesar de que su preocupación fue estar cruzadísimo y cerca de los pitones. El sexto se movió algo más, ah no, que fue un amago, y Simón anduvo queriendo y justificándose.

Thomas Duffau abrió plaza con un primero muy abanto y manso en varas y banderillas. Se rajó de primeras en la muleta y el francés dejó una labor larga, firme y sin renunciar a su sobriedad. El cuarto fue un pedazo toro, muy serio para ser una novillada. Hizo cosas raras en el capote y fue muy irregular a la muleta. Nos quedamos con ganas de verle con otro material, la de Montealto no nos dejó ni un resquicio.. ¡Qué viva México!

Las Ventas (Madrid). Decimocuarta de San Isidro. Se lidiaron novillos de Montealto, muy serios de presentación. Rajado el 1º; a menos el 2º; aplomado el 3º; irregulares 4º, 5º y 6º. En general, desfondados y de nulo juego. Tres cuartos de entrada. Thomas Duffau, de azul marino y oro, pinchazo, estocada, aviso (saludos); estocada (saludos). Sergio Flores, de purísima y oro, estocada (saludos); pinchazo hondo, estocada (aplausos). Alberto López Simón, de rosa palo y oro, pinchazo, buena estocada (saludos); pinchazo, estocada (saludos).