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La confianza como valor

La Razón
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Uno comprende a los socialistas. Les desconcierta el hecho de que los recortes del gasto público y las subidas de impuestos del nuevo Gobierno popular inspiren seguridad en Europa mientras sus recortes y subidas sólo despertaron inseguridad. No acaban de entender que la confianza es también un valor económico y que su ausencia tiene un coste carísimo. No les entra en la cabeza que no es lo mismo anunciar unas duras medidas contra el déficit público a la semana de formar Gobierno que «ceder» a esas medidas a remolque de los acontecimientos y cuando te ha tenido que telefonear medio mundo para convencerte de ello, como le ocurrió a Zapatero en aquel fatídico fin de semana de mayo de 2010. No sólo no lo entienden, sino que hasta critican esa capacidad de reacción y de decisión.
Se había dicho que esas medidas presumiblemente drásticas no llegarían, por intereses electorales, hasta después de las autonómicas andaluzas y han llegado antes que las autonómicas andaluzas.
Incluso los más optimistas votantes del PP daban por perdido el mes de enero: «Hasta que no aterricen después de Reyes no esperes nada…». Y no hemos llegado a la fecha de Reyes y ya conocemos esas medidas fiscales y de ahorro que Cristóbal Montoro dio a conocer a la semana de su nombramiento. Y Jorge Fernández Díaz ya ha anunciado una reforma del Código Penal para evitar la lacra de la reincidencia delictiva.
Pues sí, en efecto. Son esa celeridad, esa seriedad y esa falta de vacilación los signos que inspiran confianza en Merkel, en Bruselas y en los electores. Como no inspiró confianza a la Alemania y la Francia remisas a la guerra de Irak un señor que no se levantaba ante la bandera americana y que quería venderles un izquierdismo tan rancio como inquietante.