Comunidad de Madrid
La sombra de Tamayo sobre «Trini»
Invocar, como hizo ayer Trinidad Jiménez, el espíritu de la Nueva Vía que aupó a José Luis Rodríguez Zapatero a la secretaría general del PSOE en 2000 tiene, como todo en la vida, ventajas e inconvenientes. Entre las primeras, que la militancia recuerde el revulsivo de ilusión, trabajo, renovación y esperanza que salió de aquél cónclave federal. Entre las segundas, que se recuerde quiénes fueron algunos de los compañeros de viaje del vencedor de aquél proceso. José Luis Balbás, un nombre proscrito hoy en el PSOE, tuvo algo que ver en aquella inesperada victoria de un desconocido Zapatero frente al veterano Bono. Y hablar de Balbás es hablar de Eduardo Tamayo y de un sanedrín que se dio a conocer bajo el nombre de «Renovadores por la base» y que hizo y deshizo a su antojo en la FSM (Federación Socialista Madrileña), a pesar de su exigua representación durante lustros (pregúntese a Barranco o a Leguina).
Se los conocía más por sus maniobras y traiciones a las distintas familias que por su ideario político. Tamayo, aquél desertor junto a María Teresa Sáez, que dejó a Rafael Simancas compuesto y sin presidencia de la Comunidad de Madrid, fue el apoderado jurídico de Zapatero en el 35 Congreso Federal, aunque muchos quieran hoy olvidar este dato. De hecho, la influencia de Balbás y su comitiva creció en el PSOE tras la victoria de Zapatero en 2000 hasta el punto que presentaron –con el más que beneplácito de la Ejecutiva Federal– a su propio candidato en el IX Congreso de la FSM de noviembre de aquél mismo año frente a un Rafael Simancas que no contaba entonces con el visto bueno de la dirección de la calle Ferraz.
Zapatero, pero sobre todo José Blanco, auspició la candidatura de José Antonio Díaz frente a Simancas. Fue aquél el primer intento fallido del nuevo PSOE de imponer su ley y su orden en la convulsa e indómita federación madrileña. Díaz perdió estrepitosamente el congreso y la militancia reaccionó frente a aquél intento controlador de Ferraz con un sonoro abucheo a Blanco, entonces secretario de Organización, cuando acudió a la FSM a clausurar aquél congreso.
De aquello han pasado ya once años, pero hay quien sostiene que aquella muestra de rebeldía y contestación frente a la dirección federal en la persona de Blanco sigue siendo una espina que el vicesecretario general del PSOE aún tiene clavada en lo más hondo. El caso es que los actores, a pesar del cambio de siglas –FSM por PSM– y a pesar de los movimientos tácticos de cada cuál, siguen siendo los mismos. Tanto que incluso a los más firmes defensores de Jiménez no les gustaron algunas de las caras que acompañaron ayer a la ministra de Sanidad en la presentación de su candidatura para las primarias de Madrid. Algunas recordaban a Balbás y sus secuaces. La que más, la de aquél José Antonio Díaz que perdió frente a Simancas, pese a haber sido el candidato de Tamayo, de Blanco y de Zapatero. Claro que uno de los valedores de «Trini» también es el secretario de Política Municipal de la dirección federal, Antonio Hernando, quién un día militó en las filas de los «balbases» en la agrupación de Buenavista y hoy es hombre de absoluta confianza de Blanco.
«Es como si la sombra de Tamayo acompañara a Jiménez», alertaba un veterano dirigente del PSOE, a quién tampoco agradó ayer ver caras como las de Pedro Castro en la puesta de largo de Jiménez como candidata. El alcalde de Getafe es casi más conocido por decir una cosa y la contraria en menos de 24 horas que por haber sido regidor de una de las localidades de sur de la Comunidad. Hace un mes se erigió en defensor único de Gómez, hoy lo es de Jiménez Así es y siempre ha sido el regidor de Getafe, el mismo que un día llamó «tontos de los coj…» a los votantes del PP.
En fin, que ni a los más partidarios gustan las compañías de Jiménez en esta campaña, incluidas las de los «simanquistas», pues lejos de la imagen de renovación que pretende dar la ministra recuerdan al pasado más reciente de Simancas, a quien hicieron dimitir en 2007 tras su sonora derrota frente a Esperanza Aguirre. El de los «amigos» de Trini es uno de los chascarrillos que más circuló ayer por los mentideros del socialismo madrileño.
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