Barcelona

La universidad en un callejón sin salida

Demasiadas carreras con pocos alumnos, demasiados profesores con bajo rendimiento investigador y un mal uso de los recursos que ya existen. El último informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), presentado ayer en Madrid, pone el dedo en la llaga de las flaquezas de la universidad española: el sistema es poco eficiente.

Una estudiante madrileña, ayer, ante el primer examen de la Selectividad
Una estudiante madrileña, ayer, ante el primer examen de la Selectividadlarazon

Y es que más del 42% de las carreras que se ofertan en las universidades públicas tienen menos de 50 alumnos en el primer año. Y no sólo eso: se calcula que en España hay ocho profesores universitarios por cada cien alumnos, cuando la media europea es de seis docentes por centenar de alumnos. Lo preocupante es que estas «ineficiencias» del sistema suponen un coste de 2.100 millones de euros anuales que no repercuten en la mejora de la calidad.

El informe no se anda con rodeos y pone en entredicho no sólo el número, también la labor del personal docente investigador en los campus, ya que el 24 por ciento de la plantilla, compuesta por funcionarios, «no produce resultados científicos que hayan podido ser evaluados y reconocidos». Pero aún hay más: el diagnóstico de la Fundación CYD también revela que el sistema universitario español dispone de recursos equiparables a otras universidades pero «existen graves problemas en su correcta utilización» y es por esto por lo que los resultados que se logran «distan enormemente de los que se obtienen en los sistemas universitarios de los países del entorno competitivo de referencia».

Lo que cabría preguntarse ahora es cómo está en España el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, plenamente implantado en nuestro país, y para eso el informe también tiene una respuesta: «Hay una adaptación insuficiente de las titulaciones de grado al patrón de intensidad docente...Y el proceso de Bolonia, que persigue un cambio en la metodología de aprendizaje para mejorar las competencias que adquieren los graduados puede tener el riesgo de devenir en una mejora puramente formal con pocas consecuencias sobre el objetivo de mejorar las competencias». Dicho más claramente: el informe evidencia las carencias de los graduados españoles y la necesidad de un cambio que pasa por modificar el carácter funcionarial del profesorado que le permite cumplir o no, con discrecionalidad, cualquier objetivo de la institución, y por introducir mayor liderazgo en las universidades españolas.

El informe analiza el impacto de la crisis, que va más allá de los aspectos financieros. Mientras se han reducido las vías de financiación privada y se ha producido un recorte importante de fondos, paralelamente a estos problemas presupuestarios ha aumentado la demanda de servicios universitarios. Así, el número de alumnos que optan por matricularse en la universidad ha aumentado un dos por ciento porque disponer de una titulación universitaria se percibe como un valor añadido en un mercado de trabajo cada vez más competitivo. Y la tendencia irá en aumento como se aprecia en el número de alumnos que estos días se presentan a las pruebas de acceso a la universidad, que se estiman en 250.000, frente a los 244.737 del año pasado.

También ha crecido la demanda de la formación continua pero, sobre todo, la de másteres oficiales, que ha crecido más de un 60 por ciento debido a los nuevos planes de estudio de doctorado. El estudio de la Fundación CYD también alerta de la necesidad de que la universidad disponga de más recursos para facilitar la inserción laboral de los titulados en un momento en el que la tasa de desempleo es del 10%, el doble que en la Unión Europea. De esta forma, se ven obligados a vivir en casa de sus padres y a contar con empleos precarios en sus inicios laborales.

Nuevos retos
La situación es, cuando menos, preocupante, teniendo en cuenta que con menores recursos económicos la universidad se ve obligada a atender nuevos retos. Y es que los recortes aparecen «cuando más necesidad tiene el país de unas universidades potentes que faciliten la salida de la crisis aportando innovación, formación y tecnología». También es necesario afrontar un proceso de internacionalización de nuestros estudiantes cada vez mayor y en eso otros países van por delante.

Las mejores en investigación y docencia
Por tercer año consecutivo la fundación CYD incorpora un ranking de universidades presenciales. Así, en cuanto a la capacidad de atraer a nuevos estudiantes destacan la Pompeu Fabra, la de Granada, Cataluña o la de Burgos. Por la calidad de la docencia figuran la Pompeu Fabra, la de Zaragoza, Lérida y la Pública de Navarra. En calidad investigadora el ranking está encabezado por la Autónoma de Madrid, seguida por la Autónoma de Barcelona, Santiago, Barcelona y Pompeu Fabra. Las mejores en Doctorado son la Politécnica de Cataluña, Barcelona, León y Complutense.