Crisis en el PSM

Venganza

La Razón
La RazónLa Razón

Merece la pena analizar los gestos y movimientos que Tomás Gómez está haciendo para elaborar sus listas. Desde que ganó las primarias –por muy poco- ha pasado del voy a contar con todos y voy a hacer un proyecto integrador al, sólo cuento con mis amigos o con aquellos que me permitan tener un minuto de gloria en la prensa. Los minutos de gloria son un «déjà vu» de Zapatero. La desmesurada venganza que se quiere cobrar Tomás con los trinitarios pone de manifiesto un problema de confianza en sí mismo. Lo que no sabemos es si obedece a un exceso de soberbia o es una muestra de debilidad ante Ferraz. Sabe muy bien que si los resultados no son los esperados, al día siguiente le mueven la silla. La renovación de nombres –que no de caras– en las listas es de tal magnitud que recordando una frase de Guerra, a lo mejor lo que Tomás quiere es un PSM que «no lo reconozca ni la madre que lo parió». A nadie le extraña que a cien días de las elecciones, las encuestas auguren que Tomás empeorará el peor dato del PSOE y Aguirre superará el triunfo del 2007. La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito.