Málaga

El Getafe paga cara su desidia (2-2)

Málaga y Getafe empataron a dos goles en un encuentro que bien pudo llevarse el cuadro madrileño, pero su desidia y confianza en los minutos finales permitieron al conjunto local, ya en el descuento, rescatar un punto que se veía imposible.

Rondón celebra el gol del empate del Málaga
Rondón celebra el gol del empate del Málagalarazon

En tan sólo 23 minutos el Getafe se había hecho con el control del partido, del marcador y casi con los tres puntos. En dos jugadas puntuales, Miku, con mucha fortuna porque el balón rechazado por Arnau le golpeó y entró en la portería, y Colunga habían dejado finiquitado el choque. Aunque el Málaga había comenzado bien, con tranquilidad, jugando el balón, un nuevo fallo defensivo dejó al equipo a los pies de los caballos. Llegaron los nervios, los pases errados, las pérdidas de balón y, en definitiva, la ansiedad y la pérdida de concentración. Poco después, en su segunda llegada al área, Demichelis no supo cerrar a Colunga, y éste batió por alto a Arnau en su salida. Era el disparo final y sólo se llevaba media parte jugada de la primera mitad. A partir de ese momento, el Getafe se dedicó a guardar la ropa y exponer sólo en ocasiones muy diáfanas. Los de Míchel, que deberá mirarse bien el partido para el futuro, no volvieron a tirar apenas a la portería de Arnau y no remataron a un Málaga que era un despojo de nervios. Parecía más un equipo juvenil dirigido por un amigo de barrio que un conjunto de la mejor Liga del mundo. Con 0-2, ya en el descanso, el Getafe decidió que había que salir porque no quedaba más remedio en la segunda mitad, pero, para ellos, el partido ya estaba ganado.

Arenga de Pellegrini

La arenga de Pellegrini en el descanso debió de ser de las de órdago, porque entre los cambios de Seba Fernández y Portillo y las palabras del técnico el Málaga fue otro equipo. También quedó claro que Fernando no está en un buen momento y que Maresca debe mejorar su forma física si quiere jugar, porque, de nuevo, su partido fue horroroso y el público no le perdonó ni una.

Desde el primer minuto de la reanudación lo intentó el Málaga. Con un juego dinámico, abriendo las bandas, se fue haciendo con las riendas del partido, aunque en ello también colaboró el Getafe, que en la segunda mitad fue un espectador más que un rival. Las ocasiones comenzaron a rondar el área del Getafe, pero nunca había un rematador, aunque también deberán mirárselo los jugadores del Málaga a la hora de poner balones desde la banda, ya que la mayoría de centros era imposible rematarlos.

Así las cosas, a falta de once minutos llegó el 1-2, obra de Baptista de penalti. Desde ahí hasta el final, toque de corneta del Málaga y asedio a la portería de Ustari. Eliseu, Seba Fernández y Portillo lo intentaron, pero sus remates salían desviados. Y cuando parecía que otra derrota se cernía sobre La Rosaleda, Rondón resolvió en el área y logró el tanto del empate que por fe el Málaga había merecido. El venezolano aprovechó, ya en el tiempo de prolongación, una «dejada» con el pecho de Fernández, y sólo tuvo que empujar el balón para llevar el júbilo a los aficionados.

El empate deja al Málaga en la cola de la tabla, pero le puede insuflar moral para el futuro. Menos mal que recuperará a Apoño la próxima semana, porque sin éste y sin Duda el equipo está cojo. El Getafe, por su parte, perdió una ocasión extraordinaria para ganar un partido que tenía en sus manos con muy poquito esfuerzo, pero su desidia le castigó con la pérdida de dos puntos.


Míchel y Pellegrini, muy críticos
Ni mucho menos ayer era día para los elogios, ni por el bando malaguista ni por el getafense, por lo que tanto Míchel como Manuel Pellegrini, en lugar de dejar correr el agua, se mostraron muy críticos con sus hombres. El técnico azulón afirmó que fueron ellos mismos «los que metieron al rival en el partido con un penalti absurdo». Más duro fue el chileno, que habló de errores defensivos y de actitud: «El Getafe sin llegar nos marcó dos goles, que es el mal que tenemos semana tras semana de no tener seguridad atrás. La reacción final ojalá nos sirva para cambiar la dinámica y mostrar el camino para ganar. A este equipo, que le falta espíritu, la ansiedad le lleva a cometer fallos». Pellegrini no puede «conformarse» –dijo– con el punto conseguido.