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Recortes e incentivos por José Antonio Vera

La Razón
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Tal y como nos temíamos, parece que el déficit del Estado se le escapó al anterior Gobierno por encima del 8 por ciento, lo cual es una noticia pésima, porque Rajoy va a tener que obligar a un ajuste por encima de los 16.500 millones previstos. En este escenario, las dificultades a superar por Montoro y De Guindos serán no ya titánicas, sino faraónicas. Pero nada en esta vida es imposible y el equipo económico del PP se dispone a entrar en faena con un primer paquete de medidas que se anunciarán tras el Consejo de Ministros del viernes. Afectarán a todos los ámbitos, pero particularmente al gasto corriente, o a aquel que es prescindible, como las subvenciones mil a las que en España estamos acostumbrados desde los tiempos de Franco. Habrá que acabar con las subvenciones y congelar el sueldo de los funcionarios y dejar de pagar medicamentos menores que hoy se pueden comprar con receta. Y aun así no salen las cuentas, por lo que seguramente se tocará también la inversión pública y quizás se tengan que subir algunos impuestos. El volumen del descuadre contable es tal que no queda mas remedio que cortar por lo sano en numerosos ámbitos. Ahora bien, sabe el Gobierno que nada de lo anterior servirá si la economía no se recupera y empieza a crecer el consumo y el empleo. Y para eso hace falta incentivar a la sociedad con medidas que impliquen desgravaciones impositivas en el ámbito empresarial y particular. En eso va a centrar gran parte de su esfuerzo el equipo de De Guindos. Y harán bien en hacer lo mismo las diferentes administraciones, pues el esfuerzo debe ser colectivo y no sólo del Ejecutivo. Medidas como la que ayer anunció la nueva alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en el sentido de eliminar todos los trámites burocráticos para la constitución de empresas, van en esa dirección, igual que con anterioridad lo fue la decisión de Esperanza Aguirre de liberalizar por completo el comercio en la Comunidad. Sólo con la conjunción entre recortes e incentivación de la libre iniciativa se puede hacer frente a esta crisis cuya peor cara, por lo que se ve, está aún por aparecer.