Sevilla
El pacto de silencio sigue vigente
Una semana de juicio no sirve para avanzar en la localización del cuerpo de Marta del Castillo
Sevilla- La declaración de Javier García Marín y el careo entre Miguel y Samuel marcaron la semana del juicio por el crimen de Marta del Castillo, así como el testimonio de los padres de Marta. Todo ello, sin que se haya avanzado en el objetivo último de localizar el cuerpo de la víctima y con el pacto implícito entre los imputados –«el pacto de los lobos», llegó a denominarlo Eva Casanueva en su día– vigente. Los policías sí aclararon que ninguna declaración fue fruto de la presión y el vecino de Carcaño situó sobre la 1:30 la hora en que lo vio con la silla de ruedas.
El que fuera menor cuando sucedieron los hechos, que vuelve a estar recluido, por fin tiene cara para la opinión pública. Pese a que se le pidió que dijera el paradero del cuerpo por caridad, indicó: «Si yo lo supiera, lo habría dicho hace tiempo. Pregúntele a Miguel. Él lo sabe», le espetó Javier García Marín a José María Calero, la acusación particular, cuando le solicitó: «Usted ya ha sido juzgado, ¿quiere hacer el favor, para que los padres puedan descansar, de facilitar algún dato para poder encontrar a Marta?». Aparte, esta semana dejó el sorprendente testimonio de la última persona que, al margen de Carcaño, vio a Marta con vida. Ángel Reina, amigo de la joven, aseguró que quien acompañó a la víctima a la Plaza del Altozano de Triana la tarde del 24 de enero de 2009 en moto fue «El Cuco» y no el asesino confeso, como se ha dado por hecho y el propio implicado reconoce. «Lo único que te pido es que digas dónde está Marta. Ya que tú estás en la calle y yo estoy en prisión y se ve que tu actitud es lo más pasota que puede haber», espetó el asesino confeso a Samuel durante el careo. «¿Pero dónde está? Se cree el ladrón que todo el mundo es de su condición. Explícame tú quién se prestaría a ayudar a la desaparición de un cuerpo cuando una persona mata a otra. Yo no», respondió Samuel. El cara a cara, así como los testimonios de los padres de la víctima marcaron la sesión y dejaron una extraña sensación de desesperanza, como si ya todo estuviese perdido.
La madre de Marta se confesó «hundida» y aseguró que «lo único que quiero es recuperar lo que quede del cuerpo de mi hija y seguir hasta que me muera con esta pena», definiendo los cambios de versión como «una tortura infinita». Casanueva dijo que había advertido a Marta, en el inicio de su relación con Miguel, que «tenía el perfil del maltratador: primero te putea y después te regala».
La Policía manifestó que en su primera declaración como testigo, Miguel Carcaño aseguró que Marta del Castillo quería fugarse porque no aguantaba la rigidez de su casa. El resto de amigos de la víctima indicó que la joven era una niña feliz, aplicada y que era imposible que se hubiera marchado por voluntad propia. Los agentes, inmediatamente, pusieron a Carcaño en el punto de mira como principal sospechoso de la desaparición, indicaron. Durante los días posteriores al suceso, Miguel permaneció ilocalizable, lo que aumentó las sospechas de los agentes. Aparte, su hermano, Francisco Javier Delgado, aseguró a la Policía que Miguel no se marchó a Camas hasta las 5:00 horas, a pesar de que fue visto varias horas antes en el portal con una silla de ruedas. Los agentes negaron las presiones que alega Samuel Benítez a la hora de su confesión. «Ni se le amenazó, ni se le presionó ni nada. Se le repitieron las ventajas de colaborar para obtener reducciones penitenciarias», indicó un agente. Samuel aseguró que llegó de Montequinto a Sevilla en autobús y fue andando hasta León XIII. Allí vio un cuerpo con sangre en el lado izquierdo de la cara, tras ser golpeado con un cenicero por Miguel porque Marta le amenazó con contar algo a la novia de entonces del asesino confeso, Rocío. Trasladan el cuerpo en moto y lo tiran al río, confesó de forma «espontánea» Samuel Benítez, sin que la Policía «sugiriera las respuestas ni pintara mapas», testificaron los peritos, que especificaron que, aún, «siguen todas las líneas de investigación abiertas».
El vecino de Carcaño, Diego Carrere, y la que fuera su novia, Laura Soledad Pérez, ratificaron que vieron a Miguel sobre la 1:30 en el portal de León XIII con la silla de ruedas, mirándose al espejo del portal, en actitud de espera. Sobre las 20:30, Carrere vio a Carcaño con otra ropa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar