Ni tanto ni tan calvo Miguel Ángel ALMODÓVAR

En los últimos años, la televisión nos ha venido sometiendo a un intenso bombardeo publicitario con spots de yogures de distinta densidad y promocionados por rostros populares, que, en teoría, podían curar todo, a excepción quizá de la sarna y el garrotillo. A mediados de abril pasado y a raíz de la puesta en vigencia de la nueva normativa europea sobre publicidad de alimentos, la multinacional que fabrica los productos ha decidido retirarlos considerando que era harto improbable que la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) pasara por el aro de sus pretendidos grandes beneficios salutíferos. Sin embargo, multitud de investigaciones confirman que la acción de los lactobacilos y bifidobacterias presentes en el aparato digestivo no sólo pueden proporcionar un mejor funcionamiento del sistema, mejorar la permeabilidad y actividad intestinal, y la digestión completa de nutrientes, sino, además, ser muy útiles en la prevención de las alergias alimentarias, una de las patologías de mayor emergencia en los países desarrollados. Hay que seguir investigando y conociendo, pero, de momento, ni tanto ni tal calvo.