Jaime Mayor Oreja

Que aprendan por Alfonso Ussía

Las decisiones políticas hay que saber decirlas, explicarlas y afrontarlas con inteligencia y buenas palabras

La Razón
La RazónLa Razón

El Presidente de la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, ha dicho una verdad como un templo. Una verdad nada amable para su partido político. «El PP nunca se ha distinguido por saber decir las cosas como son». Se dan excepciones. Esperanza Aguirre y Soraya Sáenz de Santamaría sí saben decir las cosas como son, especialmente la primera. Jaime Mayor Oreja supo decir las cosas como eran, como son y como serán y le llovieron chuzos en punta. Algo hay de distancia poco amistosa en los dirigentes del Partido Popular. Dolores de Cospedal es una mujer muy inteligente, pero carece de naturalidad en su portavocía. En ocasiones, su portavocía se convierte en «portavacía». Tengo para mí que en las reuniones del PP, después de oír hablar a todos los miembros de la comisión, Rajoy elige a los que peor han expuesto sus ideas y con menor brillantez. El político que mejor ha sabido decir las cosas como son, aunque no fueran como él las decía, ha sido Javier Arzallus. Pertenece a una generación jesuítica de luminosas prédicas. José María Aznar, con sus grandes virtudes, nunca fue un gran orador. Termina las palabras como «Los Chalchaleros», el maravilloso conjunto folclórico salteño. La peculiaridad viene de Juan Carlos Saravia, fundador junto a Pelusa Franco Sosa, Cocho Zambrano y Aldo Saravia del inmortal grupo guitarrero. «Al ver tu estampa bizá/ acuden a mi memó/ el gaucho con su guitá/ que es un pedazó de histó».

Fraga, al contrario, era un orador precipitado, con la palabra por delante de la idea. El político de la llamada Derecha que mejor ha sabido decir las cosas, usar del lenguaje como un culto y divertido juego de convicción y embriaguez inteligente fue don Francisco Silvela. Para ello el PP tendría que retornar a los tiempos de la Restauración, y no creo que don Francisco se prestara a defender ideas tan deslavazadas. Que una cosa son las medidas y otras las ideas. Las medidas urgentes que el Gobierno de Rajoy, dolorosísimas para la ciudadanía, se ha visto obligado a adoptar para rescatar a España del desastre derrochador socialista son medidas, y hay que saber explicarlas. Las ideas en ocasiones, surgen inexplicables, como todo lo inmaterial. El aire no se explica, se respira, y las ideas en el PP ofrecen toda suerte de ofertas de respiración, desde el bosque frondoso de aire limpio al desván sin ventilar. Pero las decisiones políticas hay que saber decirlas, explicarlas y afrontarlas con inteligencia y buenas palabras. Las buenas palabras no esconden falsedad alguna, pero bien puestas una detrás de la otra ayudan a comprender. Cuando se ponen mal, se titubea y se pronuncian con lejanía, el mensaje se recibe como una patada en el culo.Y hoy por hoy, en buena parte por la falta de comunicación que impera en el Gobierno y en el PP, los españoles nos sentimos dolorosamente pateados.

Rajoy puede, si lo pretende, ser convincente, pero delega en demasía sus obligadas comparecencias públicas. España se deja engañar, y ya conocemos las consecuencias trágicas de tanta mentira. No hay que mentir para convencer ni para tranquilizar. La ciudadanía no es la que Cayo Lara desea incendiada y los sindicatos enardecida. Los sindicatos, esos grandes colaboradores del engaño, la estafa y el buen vivir a costa de los demás. La gente de la calle está asustada, enfadada y preocupada. Y tiene derecho a ser informada con claridad, inteligencia y convicción. Y el Gobierno del PP y el PP no lo están sabiendo decir, ni explicar, ni justificar. La verdad es dura, pero se agradece al cabo del tiempo. O cambia el PP su política de comunicación, o una nueva y monumental mentira va a superar la mentira que nos ha arruinado. La izquierda está en ello.