Actualidad

La nueva Europa por José Clemente

La Razón
La RazónLa Razón

Sin escapar aún del riesgo de una Europa en recesión cierto es que la UE está en el paritorio y que algo bueno, sin duda, debe alumbrarse después de que se encendieran todas las alarmas. No sabemos bien qué será, si niño o niña, si llegará con un pan bajo el brazo o con una factura deudosa cuya fecha de vencimiento está cumplida, pero algo bueno seguro que será, porque el solo anuncio de su llegada ha hecho correr el dinero en los mercados con la bajada de los tipos de interés y la contención de la prima de riesgo en el momento más delicado del euro, es decir, los días anteriores a la celebración de la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Marsella estos últimos días, donde Zapatero se ha despedido y Rajoy se vislumbra como una de las voces más autorizadas de la nueva Europa. Una UE con mercados más abiertos, pero al tiempo con esos mismos mercados más blindados que nunca a los especuladores y empresas de rating que lo único que han hecho ha sido comprar más barato para vender más caro. Una UE abierta es bueno para todos, pero no excesivamente abierta garantiza la felicidad completa si nosotros mismos entramos en zona de riesgo. Lo que no podía ser era la barra libre para todos con economías emergentes acechándonos (India, Brasil, China...) y que son la competencia directa de las economías occidentales. Tampoco podía ser que hoy fuera Grecia quien entrara en recesión y otros países de los llamados PIGS estuviéramos a punto de hacerlo y arrastrando situaciones de incapacidad para aplicar medidas de choque que evitaran la sangría. La España de Zapatero estuvo a punto de hacerlo el 11 de mayo de este año cuando la tierra temblaba en Lorca y todas las miradas se dirigían a nuestro país. La recesión estaba prácticamente en nuestras puertas y se pudo evitar gracias a la compra de bonos llevada adelante por Alemania y, especialmente, el BCE. Esta situación no puede repetirse día sí y día también, porque antes o después el batacazo estará asegurado. Por eso es preciso que al replantearnos el levantar una nueva Europa estemos todos los países miembros unidos, sin temor a lo que digan o hagan los «euroescépticos» ingleses o suecos, que dicho de otro modo, nunca creyeron en el proyecto de ser un gran territorio con su correspondiente policromía nacional o regional, porque antes o después acabarán por entrar en el mismo túnel y cediendo parte de sus soberanías nacionales a las que se resisten todavía especialmente en la city inglesa. Hay países en Europa que llevan casi dos años sin gobierno y no ocurre nada de nada. Sus sociedades han madurado hasta el extremo de seguir funcionando al margen de su clase política. No promulgo este modelo, sólo lo pongo como ejemplo de que se puede vivir y trabajar sin seguir los dictados de determinadas castas políticas que están en el mismísimo ADN de los pueblos y ese camino no gusta a los ingleses o suecos, pero es el recorrido que demanda la creación de una nueva Europa. Tampoco los americanos están por la labor, pues se sienten mejor y más a gusto siendo los gendarmes del planeta y para eso necesitan del poder político y el militar. Todos somos conscientes de como entidades como la Asociación Nacional del Rifle tiene más poder que muchos Bancos norteamericanos. Por tanto y de vuelta al principio, la Europa que nació de un acuerdo de producción en Roma hace 60 años necesita más mercado y menos política, necesita más apertura al comercio y al blindaje de su economía unida y menos temor a lo que puedan hacer los países emergentes, siempre que establezcamos políticas de colaboración y evitemos el saqueo de nuestras arcas. Y se empieza gastando menos de lo que se ingresa y ahorrando lo que se pueda para el futuro.