Lucha contra el desempleo
Más reformas por Francisco Aranda
Los resultados de la EPA del tercer trimestre no podemos calificarlos de positivos porque seguimos generando desempleo y nos acercamos peligrosamente a los seis millones de parados. No hay lugar para el optimismo en este momento porque padecemos la tasa de paro más alta de los últimos años. Sin embargo, los datos objetivos nos están empezando a transmitir menos pesimismo porque, en valores interanuales, estamos experimentando una menor intensidad en la destrucción de empleo privado. En concreto, entre julio y septiembre del año pasado se perdieron 146.800 empleos –ahora se han destruido 96.900– y el número de parados aumentó en 144.700 –ahora ha aumentado en 85.000–. Aunque es pronto para hacer juicios definitivos sobre los efectos de la reforma laboral, la reducción en el ritmo de destrucción de empleo en nuestro tejido productivo es una consecuencia de ella.
Es decir, empiezan a detectarse los efectos de las herramientas de flexibilidad interna, previas al despido, que están utilizando las empresas. Asimismo, la apuesta de la reforma laboral por el convenio de empresa empieza a tener sus resultados, entre los que destaca el hecho de que ha caído el número de convenios provinciales. Sin embargo, no podemos quedarnos ahí. La ministra Báñez va bien encaminada, así que debería seguir el ejemplo de su homólogo alemán entre 2002 y 2005, Peter Hartz, que puso en marcha no una, sino cuatro reformas, para modernizar su mercado de trabajo. Hay que facilitar la contratación, luchar contra el absentismo a través de las mutuas y dar más protagonismo a las ETT. Empleo debe reflexionar acerca de la injusta súbita eliminación de las bonificaciones a la contratación, lo cual tiene muy deprimidas a todas las empresas en mitad de un ejercicio económico muy negativo, y aportarle alternativas porque con menos carga fiscal se abren ventanas de oportunidad al empleo.
Francisco Aranda
Presidente de Asuntos Laborales de CEIM-CEOE
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